Sudáfrica representa la dignidad de todos los que alzan la voz contra el genocidio israelí

Hoy que parece ya una realidad que el conflicto en Oriente Próximo se extiende más allá de Gaza y los territorios ocupados, con los ataques a los rebeldes hutíes en Yemen de estas últimas horas, me van a permitir que me detenga hoy en una imagen que no quisiera que pasara desapercibida. Ayer, en medio de todo el ruido provocado por el pleno en el Senado y nuestras cuitas políticas internas, a unos cuantos kilómetros de aquí, en La Haya, se estaba produciendo algo que no es solo un elemento más de toda la guerra.

En La Haya, en el Tribunal Internacional de Justicia, un grupo de abogados sudafricanos defendía la denuncia de ese país contra Israel por incitación al genocidio en la guerra de Gaza. No es un tribunal penal, es un tribunal que no condena, pero su decisión, aunque sea solo una opinión, se lo debería poner mucho más difícil a aquellos países, como Estados Unidos, que en el seno de la ONU vetan cualquier resolución que implique un alto el fuego o que sea contraria a Israel. Dense cuenta de que he dicho debería, porque deberían haber sido ya suficientes las imágenes y los testimonios de los gazatíes para ser conscientes de la brutal e incesante matanza de palestinos por parte de Israel.

Y lo que pasó ayer en La Haya está, además, cargado de simbolismo, porque la mayoría de los abogados sudafricanos que participaban en esa audiencia eran negros. Y ellos saben lo que es la aniquilación de derechos. Ellos fueron víctimas del apartheid, y ahora son ellos los que alzan la voz contra el genocidio en Gaza. Es solidaridad, sí, pero sobre todo es un enorme respeto por la memoria. Ayer Sudáfrica representó la dignidad de todos aquellos que en el mundo alzan la voz contra el genocidio israelí.

Expusieron los letrados los argumentos del porqué consideran genocidio lo que está haciendo Israel en la Franja, los datos de víctimas, el patrón de conducta de Israel, destrucción de viviendas y servicios sanitarios, daños físicos y psíquicos… Y todo esto, y así lo destacaron los abogados, grabado en imágenes que se han difundido al mundo entero. El primer genocidio en la historia, dijeron, en el que las víctimas retransmiten en vivo su propia destrucción en tiempo real, con la esperanza desesperada y vana de que el mundo haga algo.

Sudáfrica sacando los colores a la paralizada comunidad internacional.