Menopausia
"El médico francés Charles de Gardanne en 1821 pone nombre a lo que por desdén, ignorancia o vergüenza nadie había nombrado aún a pesar de ser un fenómeno natural tan antiguo como el mundo"
Menopausia
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Madrid
A cualquier persona ligeramente informada no le costará intuir en la palabra menopausia sus raíces, sin necesidad de ser lingüista. Se atisba en su composición la pausa y se intuye el mes. Dos elementos que llegaron del griego, menós y pausis, que tomó el médico francés Charles de Gardanne en 1821 para poner nombre a lo que por desdén, ignorancia o vergüenza nadie había nombrado aún a pesar de ser un fenómeno natural tan antiguo como el mundo. La palabra tuvo que esperar aún siete décadas más antes de llegar a nuestro diccionario en 1899.
Por supuesto, para esa época ya estaba en el diccionario académico desde su primera edición la palabra menstruación, en la que igualmente se vislumbra el mes. Hasta el punto de que el adverbio menstrualmente nombraba, en general, a lo que sucedía cada mes. Y esa regularidad, esa periodicidad inspiraron eufemismos que pueden parecer modernos, pero no lo son. La palabra regla llegó en 1737, periodo se registra en 1899, y la acepción de mes que hace referencia a la menstruación se recoge en 1925. No tenemos tiempo para repasar la mala prensa que siempre tuvo la menopausia, incluso en tratados médicos, causa de horribles trasformaciones físicas y perturbaciones síquicas en las mujeres. Un diputado lumbreras en 1931 consideró, sin embargo, que esta etapa vital contrarrestaba otro fenómeno natural en las mujeres aún peor, el histerismo. Y por eso propuso que los hombres votaran a los 23 años y las mujeres a los 45, edad crítica que, según su criterio, dotaba a las mujeres de la suficiente serenidad para ejercer ese derecho de ciudadanía. Se llamaba Manuel Hilario Ayuso.