Sánchez pide en su discurso desde Davos que los empresarios "se impliquen" en mejorar las condiciones de los trabajadores
El presidente del Gobierno considera que estamos en "un año crucial" y hace un llamamiento a la colaboración entre "Estado, sociedad civil y sector privado"
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha intervenido este miércoles en el Foro Económico de Davos con un discurso centrado en tres ejes y en el que no ha faltado un nuevo llamamiento a la creación de un estado palestino.
Estos tres pilares de su discurso han sido "la propia supervivencia del orden internacional basado en reglas que tanta prosperidad nos han aportado", "la gobernanza de la Inteligencia Artificial" y, por último, "garantizar la prosperidad de nuestros ciudadanos".
Sin embargo, uno de los puntos fuertes de su discurso ha ido dirigido a los empresarios, a quienes ha pedido "que se impliquen" en mejorar las condiciones de los trabajadores. Sánchez considera que sus compañías son un producto de la democracia, de un orden internacional fundamentado en reglas y de estados de bienestar que sostienen a las clases medias. "Sin estos pilares, sus modelos de negocio se derrumbarían como un castillo de naipes", ha añadido.
La "prosperidad de los ciudadanos"
Sánchez ha achacado el auge de la extrema derecha y los "regímenes autocráticos" a problemas como "la erosión de las clases medias y trabajadoras". En este sentido, considera que el notable aumento del coste de vida es "una traición a quienes construyeron este sistema con su arduo trabajo y sacrificio y a quienes les debemos todo: la democracia, la justicia social, la libertad".
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Por ello, ha hecho un llamamiento a "detener esta erosión sin dar la espalda a nuestros valores". También ha solicitado "definir un nuevo paradigma de prosperidad", para después cargar contra las privatizaciones: "Los españoles saben que las políticas neoliberales no funcionan. Que la opción de reducir el tamaño del sector público y dejar solos a los ciudadanos y a las pequeñas empresas cuando surgen los problemas no tiene sentido. Y que, cuando colaboramos y estamos juntos, somos más fuertes".
De esta forma, se dirigió entonces a los empresarios presentes en Davos para subrayar que sus compañías son un producto de la democracia, de un orden internacional fundamentado en reglas y de estados de bienestar que sostienen a las clases medias. "Sin estos pilares, sus modelos de negocio se derrumbarían como un castillo de naipes", advirtió a los empresarios antes de hacerles una petición: "que se impliquen".
Deben hacerlo, explicó, ayudando a elevar el poder adquisitivo de los trabajadores, frenando la emergencia climática, reivindicando las normas internacionales, defendiendo la democracia y luchando "contra la involución que representa la ola reaccionaria que recorre el mundo".
"En resumen, ayúdennos a dar a la gente una vida mejor. No nos traguemos los viejos postulados neoliberales que presentan al estado como un ente puramente extractivo que no genera valor o que afirman que la única responsabilidad de las empresas es aumentar los beneficios de sus accionistas", añadió Sánchez.
A su juicio, se ha demostrado que estas ideas son erróneas. "Ustedes lo saben. Saben -agregó- que las empresas necesitan a los gobiernos para innovar y crecer. Y que si las empresas no trabajan juntas, si no alinean sus intereses con los de la sociedad en su conjunto, no podremos superar los grandes retos de nuestro tiempo. Y esto repercutirá en sus empresas".
"La supervivencia del orden internacional"
Por otro lado, ha emplazado a los oyentes a situarse en el año 2030, con un escenario en el que "la temperatura del planeta ha aumentado más de 1,5 grados", "nuestro PIB ha caído 15 puntos", "las fake news y la polarización política han reducido el número de democracias" y "el avance de la Inteligencia Artificial "no se ha gobernado adecuadamente y ha aumentado la desigualdad". Ante esta situación ha planteado: "¿Sería bueno para sus negocios? Y lo que es más importante, ¿sería bueno para sus hijos, para sus amigos, para sus conciudadanos?".
Poco después ha abordado otro de sus temas centrales: "la supervivencia del orden internacional". En este sentido, ha mencionado la guerra de Ucrania, para quien ha reiterado su apoyo, el conflicto en Siria, que dejó 4.000 muertos en 2023 y la guerra en Gaza, donde ha recalcado que en cien días han muerto 24.000 palestinos.
En este sentido, ha recalcado que cientos de miles de personas se encuentran al borde de una catástrofe humanitaria y "a punto de perder la esperanza". A renglón seguido reiteró la legitimidad de Israel para defenderse de un ataque terrorista "vil y monstruoso" como el de Hamás, pero al mismo tiempo exigió que la respuesta respete el Derecho Internacional Humanitario.
Por ello, reiteró la necesidad de un alto el fuego inmediato y de convocar una conferencia internacional para poner en marcha una solución definitiva a este conflicto y que reconozca la existencia de dos estados, Israel y Palestina, que vivan en paz y seguridad. "Quiero hacerlo porque hay que poner fin a este drama humano. Porque el curso actual de los acontecimientos -subrayó- no ayudará ni al pueblo palestino ni al israelí". Pero también lo hace, explicó, porque está en juego la seguridad de las cadenas mundiales de suministro, el comercio, la prosperidad, la estabilidad de todo Oriente Medio y la continuidad del orden multilateral.
El reto de la "gobernanza de la IA"
Por otro lado, su segundo punto ha sido el de las nuevas tecnologías y la "gobernanza de la Inteligencia Artificial". Desde el inicio ha dejado claro que "todas las oportunidades que presentan estos avances "no deben hacernos ignorar las amenazas", pues lo considera "un peligro verdadero".
Sin embargo, ha rehuido de las posibles acusaciones de rechazar el progreso, argumentando que España "ha lanzado un plan estratégico con más de 12.500 millones de euros para fomentar la fabricación de semiconductores" y que además el país "lidera el ranking europeo en la digitalización del sector público".
Por último, ha concluido: "Creo firmemente que la digitalización será buena y necesaria. Pero solo confío en las manos de carne y hueso. Las que levantan la persiana de un negocio cada mañana. Las que sostienen un libro en la escuela, hacen la cena por la noche para su familia o depositan un voto en la urna. Me importan esas manos, reales y visibles".