Golpes, humillaciones y adoctrinamiento: el terror impuesto por los talibanes en los colegios
Hablamos con Sahar Fetrat, activista y feminista afgana, que ha publicado un estudio sobre los abusos de los talibanes contra los alumnos masculinos una vez que han expulsado a las mujeres de la educación
Sahar Fetrat representa todo lo que el totalitarismo teocrático talibán odia. Es mujer, es feminista, es activista, tiene estudios y su voz se alza contra los abusos del gobierno afgano cada vez que tiene ocasión. Exiliada cuando apenas tenía un año, regresó a Kabul para estudiar antes de tener que huir de nuevo para completar su formación en Europa. Fetrat acaba de publicar un estudio con Human Rights Watch en el que detalla los abusos que el régimen talibán lleva a cabo contra los alumnos masculinos en las escuelas del país una vez que las mujeres han sido expulsadas del sistema educativo.
"Todos nos han contado que ha habido un aumento significativo del uso de los castigos corporales en el colegio por pequeñas cosas como llevar una camiseta o unos pantalones, por la barba que lleven, por no tener barba, por llevar un corte de pelo que a los talibanes les parezca occidental. Los abofetean, les cortan el pelo delante de todos los compañeros o les pegan en la planta de los pies", nos relata Fetrat, que ha podido entrevistar a estudiantes varones de primaria y secundaria de distintos puntos de Afganistán.
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Fetrat ha podido recopilar toda una serie de castigos que van acompañados de un adoctrinamiento radical constante que hace que los niños le hayan reconocido que no diferencian lo que aprenden en los colegios de lo que escuchan en las mezquitas. "Se centran mucho en hablar de moralidad, del tipo de moralidad que es aceptable para los talibanes. Les cuentan cómo tienen que comportarse hombres y mujeres, cómo deben vestirse las mujeres e incluso revisan libros de texto antiguos desde la visión radical de los talibanes".
La bajada del nivel educativo, el miedo a ser golpeados o la necesidad de tener que trabajar para poder sobrevivir provoca además que haya un número alto de absentismo escolar y una falta absoluta de esperanza en el futuro.
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Inspecciones y falta de profesoras
Los niños le han relatado a Sahar Fetrat el miedo y la ansiedad que sufren por la aparición cada cierto tiempo de inspectores talibanes en los colegios. "Es algo parecido a una policía de la moralidad. Los estudiantes dicen que su presencia les genera ansiedad porque no saben qué comportamiento es lo suficiente bueno, qué nivel es aceptable para las autoridades talibanes".
El futuro me parece horroroso. Tener una nación analfabeta, o escasamente educada, tendrá unas consecuencias que se notarán más allá de las fronteras de Afganistán
— Sahar Fetrat, activista afgana y asistente de Human Rights Watch
Estos inspectores comprueban que tanto la vestimenta como el comportamiento o el aprendizaje de los niños es acorde a su pensamiento totalitario. Según la activista afgana, muchos niños sufren depresión y ansiedad que no pueden ser tratados por especialistas en salud mental.
La bajada de la calidad de todo el sistema educativo es también consecuencia de la falta de profesoras y de la eliminación de algunas asignaturas. "Han despedido a profesoras de colegios e institutos, lo que provoca que muchos chicos reciban clases de profesores que no tienen suficiente cualificación o directamente se encuentran en clases sin ningún profesor", relata Fetrat, quien apunta que asignaturas como química, física o matemáticas se han quedado sin personal cualificado para impartirlas y que otras directamente se han reconvertido en adaptaciones acordes a su interpretación del Corán.
Futuro oscuro para las mujeres
Fetrat ha querido destapar los castigos corporales y la falta de una educación adecuada que sufren los niños afganos, en cuyas manos está el devenir de su nación. "Estos chicos serán los que gobernarán el país en el futuro y eso es algo horripilante. Esto tendrá implicaciones en los derechos humanos, sobre todo en los derechos de las mujeres", alerta.
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Desde hace algo más de un año, las mujeres tienen prohibido el acceso a la educación superior, tanto secundaria como universitaria. Según datos de la UNESCO, alrededor de 2 millones y medio de niñas y adolescentes no pueden ir al colegio o al instituto. 3 de cada 10 niñas en el país no ha ido nunca a la escuela. Un golpe directo al futuro que estaba reescribiendo el país, ya que desde el año 2001 hasta la vuelta de los talibanes el número de mujeres que había llegado a la educación superior se había multiplicado por 20 y un tercio de las mujeres estaba en la universidad.
"El futuro parece oscuro y aterrador para las mujeres porque los talibanes están utilizando todo el poder que tienen, y de todas las maneras posibles, para volverlas a encerrar en casa, para limitarlas, para que no tengan espacio para crecer, para que no reciban educación, para que no puedan ser lo que quieran ser", lamenta Fetrat, quien reside en Londres, a 7500 kilómetros de la tierra donde nació, la cual es ahora una cárcel para millones de mujeres.
Antonio Martín
Redactor de la sección de Internacional. Se incorporó a la Cadena SER en 2005 y desde entonces ha formado...