Mayte Martín: "En el colegio se me ponían las orejas rojas de hartura"

La cantaora, compositora y cantante Mayte Martin, de madre catalana y padre andaluz, creció escuchando a Juanito Valderrama y a La Niña de los Peines y fue "el amor por su padre" lo que le acercó al flamenco. Él era quien canturreaba en casa y quien le dio la "materia prima", el resto lo puso su madre: "La herramienta para entender la música me la dio mi madre. Ella bordaba y me gustaba mucho el cariño que ponía en las cosas, lo delicada que era. No entendía de flamenco, pero veía a alguien por la tele y sabía quién cantaba bien y quién no", ha contado.

Fue en Málaga, en la casa familiar donde iba a pasar las vacaciones, donde recuerda sus primeras actuaciones: "Yo cantaba desde chiquitita y mi tío me grababa con un magnetofón de cinta grande. Lo primero que aprendí fueron las peteneras, uno de los palos más sobrios del flamenco". Pero lo mejor que hizo su tío por ella no fue filmar esos primeros cantes, fue trasmitirle la pasión: "Era guardia civil y medía dos metros. Cuando le vi llorar, emocionarse con el flamenco, pensaba que algo tenía que haber ahí para que un hombre tan grande y tan fuerte llorase como un niño".

Poco tiempo después de estas actuaciones en petit comité, su padre la apuntó a un concurso que hacían en unos grandes almacenes de Poble Sec. Por aquel entonces tendría unos 10 años y, fue tal el subidón que sintió al subirse al escenario y compartir con la gente lo que hacía, que la vuelta al colegio se le hizo cuesta arriba: "No me interesaba nada, se me ponían las orejas rojas de hartura. Estaba deseando que llegase la hora de acabar para soltar la cartera y meterme en la habitación a escuchar flamenco", le ha dicho a Mara Torres. El premio era una bicicleta, que no estaba nada mal, pero lo que más le gustó fue la semana de promoción que tuvo en Radio Miramar: "Tengo un recuerdo maravilloso de Andrés Caparrós. Era el presentador y el locutor del concurso, y fue tan cariñoso conmigo que todavía hoy tengo contacto con él"

Mayte empezó a hacerse asidua de las peñas, llegaron las primeras llamadas para cantar frente al público y las primeras ofertas económicas, que fueron parapetadas por sus padres: "Me dijeron que cantara cuando quisiera y como quisiera, pero que no cobraría por ello hasta que fuese mayor de edad". "¿Te pareció un buen consejo?", le ha preguntado Mara Torres: "En ese momento no lo sé, pero ahora sí. Eso te enseña a no coger a atajos, a aprender bien lo que estás haciendo y a tenerle un respeto a esa etapa de aprendizaje que es tan importante".

El primer disco llegó casi a los 30 años y ahora va a por el noveno. El 8 de enero sale a la luz Tatuajes, un reencuentro con temas tan míticos y eternos como Gracias a la vida, Lucía o Alfonsina y el mar: "Estas canciones se seleccionaron solas. Estaban en mi memoria, esperando detrás de la puerta a que yo las abriese"

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