El programa «Polònia» de TV3 es sinónimo de sátira, caricatura y humor sin pelos en la lengua. El programa se hace a toda velocidad para que la actualidad no supere a los gags. Aunque la realidad siempre acaba arramplando con todo. Eso fue precisamente lo que ocurrió tras los sucesos del 1 de octubre de 2017, con el referéndum ilegal en Cataluña, y el posterior encarcelamiento de varios líderes independentistas. Los actores del programa han pasado por los micrófonos de la SER -en «Hora 25» con Aimar Bretos- para contar cómo funciona el día a día de «Polònia» y cómo se conjuga el humor con la actualidad. «Una legislatura como la que nos viene, en la que Junts va a tener tantísimo protagonismo, os viene de lujo, ¿verdad?», ha lanzado Bretos. «Esto es agua bendita. Lo hemos forzado nosotros», ha ironizado Queco Novell. «Desde 2017 estamos viviendo unos años fantásticos de sátira política», ha relatado. Pero como el programa está anclado irremediablemente a lo que sucede a su alrededor, no estuvieron exentos de los sucesos del 1 de octubre de 2017, la actuación policial y las consecuencias judiciales de después. «Fue duro. En el fondo teníamos que hacer humor. Después del 1 de octubre, llegaron los procesamientos, las encarcelaciones, las hostias del 1 de octubre y dices »ahora tenemos que hacer humor con esto« y se puede», ha explicado Novell. En noviembre de 2017, cuando metieron en la cárcel a varios líderes independentistas, el programa se suspendió. «Hubo programa especial en TV3 y teníamos unos gags grabados en los que esta gente estaba en la calle y no sospechábamos que fueran a meterlos en la cárcel», ha revelado el actor. «En esa época, en la que cada día era histórico, ocurría todos los jueves cuando estábamos grabando. Nos llegaban los guiones a las 12 de la noche. Estabas en el set y te pasaban una frase diferente porque había cambiado todo», ha dicho por su parte Judith Martin. La situación llegaba hasta tal punto, que a veces los actores tenían que cambiarse de ropa, de maquillaje y hacer de un personaje totalmente diferente. «Me acuerdo el día en el que Puigdemont tenía que decidir si convocaba elecciones o tirar para adelante. Me comí una pizza disfrazado de él y a las 5 de la tarde cuando salió grabamos un pequeño monólogo para salir a las 10 de la noche con la actualidad», comenta Novell. «Yo tuve miedo de que nos cancelaran el programa. No sabíamos qué consecuencias tendría el 155 para el programa. Recuerdo pasar un poco de angustia, de inseguridad», ha relatado Agnès Busquets. «Había la tensión que había. Al final no pasó nada que nos afectara», ha zanjado Novell. Después de 18 temporadas, 8.000 sketches y 700 capítulos, en algo ha tenido que cambiar el programa. «Técnicamente ha mejorado mucho. Todos hemos aprendido. El tipo de gag que hacíamos hace 18 años ya no se parece al de ahora. La televisión ha cambiado, el humor también y nos hemos ido adaptando», reflexiona Queco Novell. «Al final el humor va muy ligado a la sensibilidad y a los límites. Antes igual te reías con Arévalo y ahora no. A nivel de ritmo seguro que es más trepidante ahora. Hacemos transiciones más tipo The Office es como más vivo», apunta Busquets.