La felicidad y los obstáculos del mundo adulto

En un reciente encuentro en un festival literario en la India a Miralles se le presentó la oportunidad de conocer a la escritora Ruchira Gupta, cuyo trabajo en las Naciones Unidas se centra en rescatar a jóvenes de los suburbios de la prostitución, ofreciéndoles nuevas perspectivas de vida. Más allá de las dificultades materiales, Ruchira destaca la importancia de trabajar en la autoestima de estas jóvenes, bajo el concepto que ella denomina "aceptar la felicidad".

Desde esta perspectiva, se plantea que la felicidad es algo que ya poseemos o que hemos experimentado en nuestra infancia, pero que muchas veces negamos al llegar a la adultez. Este rechazo se ve impulsado por tres obstáculos principales:

Miedo

Un gran impedimento para alcanzar la felicidad, el miedo nos paraliza y nos impide disfrutar plenamente de la vida. Como ilustra el cuento de Gabriel García de Oro sobre el Gato Miedica, este sentimiento puede limitarnos a vivir una vida llena de posibilidades sin explorar.

Vergüenza

A diferencia de los niños, que celebran la alegría con naturalidad, los adultos a menudo se sienten incómodos cuando no están lidiando con problemas o recibiendo malas noticias. Esta tendencia a sentirnos avergonzados de la felicidad nos aleja de la capacidad de disfrutar de los momentos positivos de la vida.

Culpa

Las decisiones erróneas del pasado pueden pesar sobre nosotros y obstaculizar nuestra felicidad presente. Sin embargo, ¿por qué castigarnos por acciones tomadas en un momento en el que no teníamos la claridad que poseemos ahora? Es importante aprender a perdonarnos a nosotros mismos y dejar atrás el peso de la culpa.

Además de estos tres obstáculos, se añade un cuarto ingrediente crucial para aceptar la felicidad: saber decir no. Si nos dedicamos siempre a satisfacer los deseos de los demás, no quedará espacio para perseguir lo que realmente nos hace felices. Como bien apunta Bill Gates, las personas verdaderamente exitosas son aquellas que saben discernir y decir no cuando es necesario.

Por ello, aceptar la felicidad implica superar nuestros miedos, dejar de sentirnos avergonzados de disfrutar la vida, liberarnos de la culpa del pasado y aprender a priorizar nuestro propio bienestar. Es un proceso que requiere trabajo y autoconocimiento, pero que nos brinda la oportunidad de vivir una vida plena y satisfactoria.