Madrid es una ciudad maravillosa que vota ruido y sus gobernantes lo saben
Celebrar una 'mascletá' en la capital es una opción respetable, democrática y diría yo que un poco cateta también, aunque para gustos y para votos, ya se sabe
Madrid es una ciudad maravillosa que vota ruido y sus gobernantes lo saben | El cuaderno de Ángeles Caballero
Madrid
Las declaraciones de la alcaldesa de Valencia sobre la mascletá me producen muchas cosas, pero comienzo enumerando unos cuantos conceptos. Rústico, tosco, ordinario, ignorante, necio, bobo, paleto, palurdo, patán y pueblerino. Nunca estaremos suficientemente agradecidos a la alcaldesa de Valencia, la popular María José Catalá, por haber rescatado ese término, cateto, al que acabo de añadir yo todos estos preciosos sinónimos, al referirse a todos aquellos ciudadanos a los que les parece innecesaria -y quizá también una catetada- la celebración de una mascletá en Madrid. Un acto que depende de la decisión de una jueza y de los argumentos que presente el ayuntamiento.
Madrid es una ciudad maravillosa que vota ruido y sus gobernantes lo saben | El cuaderno de Ángeles Caballero
Hay asociaciones ecologistas, que ya sabemos todos que están formadas por personas peligrosísimas, radicales que no tienen otra cosa que hacer que molestar al personal, ponen el grito en el cielo porque para ellos las 121 especies de animales que habitan en esa zona del Manzanares son importantes. Otros, simplemente, se preguntan a qué viene esto de hacer explotar 307 kilos de pólvora, que no es más que ruido, molestias para los vecinos, un miedo atroz para los niños con trastorno con espectro autista, pienso también en los ancianos que tienen enfermedades degenerativas, por ejemplo, que son todos, al parecer, catetos sin remedio alguno.
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Y están otros, entre los que yo me encuentro, que hemos cambiado con el tiempo. Que venimos de un tiempo en el que vibrábamos con los decibelios. Recuerdo la pólvora quemada cada día de San Lorenzo en la esplanada del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, aquella vez en la que los restos quemaron, por cierto, parte del techo de esa joya arquitectónica. Yo, tengo un pasado, como muchos, de Too fast, too furious, de motor, jarana y jolgorio. Pero ya no. Somos de esos que cumplimos tradiciones y que ahora nos espantan porque estamos a otras cosas y a otras preocupaciones. Y sinceramente, alcaldesa y alcalde, no pasa nada.
Madrid es una ciudad maravillosa que vota ruido y sus gobernantes lo saben. Vota carreras de motos y Fórmula 1, vota aglomeraciones, altavoces con chunda chunda, terrazas patrocinadas, vota hacer lo que a uno le venga en gana y, como decía madre, el que venga atrás que arree. Es una opción respetable, democrática, diría yo que un poco cateta también. Aunque para gustos ya se sabe, y para votos, ya se sabe.
María José Catalá (Alcaldesa de València): ""La postura de la izquierda sobre la mascletà de Madrid es cateta e indocumentada"
Es un lugar al que su alcalde, José Luis Martínez Almeida, tiene tomada perfectamente la medida. Sabe que a veces somos ciudad, pero otras tantas veces pueblo. Y que nada sabe más dulce que una buena fiesta. Que nada pasará si se celebra y tampoco si se toman medidas cautelares. Seguirá saliendo a dar patadas a un balón para regocijo de periodistas y público en general. Ese mismo público que le desea la mejor de sus suertes, como le deseo yo para su próximo enlace matrimonial.
Estamos los catetos a uno y otro lado de los márgenes del río. En uno de esos márgenes están los que acudirán jubilosos si se celebra, porque les va la marcha, porque España ha sido así de festiva toda la vida y nadie va a cambiarla. En el otro de los márgenes, vecinos hartos de ideícas que no traen más que perturbación a su descanso. Y está una frase reveladora también de la alcaldesa de Valencia, esta vez publicada en su perfil de redes sociales: “A Valencia, su cultura, y a la industria de la pirotecnia se le respeta”.
Como si la cosa fuera de eso. Ya lo decía Forges: País.
Ángeles Caballero
Periodista. Colabora en 'Hoy por Hoy', con Àngels...