Pablo López: "Mis canciones tienen forma, sexo y hasta me miran"
Aimar Bretos entrevista al cantante Pablo López
Madrid
Cuando Pablo López escuchaba la radio de pequeño pensaba que las voces tras el transistor le hablaban directamente a él. Ahora, espera que esa sensación la tengan aquellos que escuchan sus canciones. Una música que tiene como seña de identidad "el piano y la cuerda" y una estructura "absolutamente delirante". Para él, escribir es meterse en lugares "donde, a veces, no querrías entrar"; hay canciones que duelen, canciones "con nombre y apellidos" que, al final, acaban funcionando como una especie de "terapia".
López confiesa tener un "tremendo" respeto por el escenario, donde hasta los andares deben ser "música". "A pesar de no ser yo, precisamente, el paradigma de las artes escénicas, de ponerme a bailar delante de la gente, siempre le tengo un respeto. Los pasos que doy es como si estuviera como un funambulista básicamente. Es una manera de decir que hasta el caminar tiene que ser respetado y musical en un escenario", señala. El cantante asegura no tener "canciones puente", esos temas que suenan entre dos éxitos. "Tengo una especie de historia surreal en la que las canciones tienen forma, sexo y hasta me miran". De hecho, si alguna vez se olvidan de tocar alguna, el equipo bromea y dice que tienen "llamadas perdidas" de esos temas.
Para muchos artistas su "jefe" es el público, pero el cantante no duda en reconocer que, para él, su verdadero "jefe" son sus canciones. "Si no hago canciones no puedo aspirar ni siquiera a tener jefe", resalta. Si López no se siente "en forma" con sus canciones, si no se siente "abrazado" a ellas, no puede establecer "una escala de valores". "Mi jefe, mi dictador y todo lo que pueda decir al respecto son mis canciones", insiste.
Después de más de una década tras el piano, el cantante dice estar en un punto el que "casi, casi" disfruta de su día a día, de los conciertos, las entrevistas o los encuentros con sus fans. "Antes estaba entre el espanto y la ternura constantemente", recuerda. Temblaba cuando se subía a un escenario, pero ahora es diferente. "Llegaba y de repente no lo vivía porque iba todo muy rápido. Ahora la vida me está regalando momentos nuevos y diferentes, como países diferentes, que me están haciendo disfrutar y verlo todo con una perspectiva mucho más interesante".
Con toda una gira por delante, López asegura ser capaz de reconocer en qué país o en qué ciudad está, según su público. "Andalucía es muy exigente, por ejemplo. Barcelona es una fiesta constante. Madrid es todo mezclado al final del día. Y, después, te vas a México, Costa Rica, Argentina o Chile y no te dejan cantar. Te dicen que te calles para cantar ellos". A dónde quiere llegar ahora con su música es una "incógnita", pero lo que sí tiene claro el artista es que la evolución pasa por "mantener la valentía" y "no dejarse llevar" por lo que pasa a su alrededor.
Las entrevistas de Aimar | Pablo López
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