Guterres admite que el Consejo de Seguridad de la ONU ha perdido autoridad y debe ser reformado
El Secretario General de Naciones Unidas admite, sin nombrar directamente a Estados Unidos, que los vetos en ese organismo han paralizado la capacidad de la ONU para hacer frente a las guerras de Gaza y Ucrania
Los sucesivos vetos de Estados Unidos a la petición de un alto el fuego en Gaza y los de Rusia a la condena de la anexión de territorios ocupados en Ucrania han minado al Consejo de Seguridad de la ONU, el órgano rector capaz de tomar decisiones vinculantes para los distintos países. Así lo cree el propio Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, quien ha admitido hoy en Ginebra que el órgano debe ser reformado.
"La falta de unidad en relación a la invasión rusa de Ucrania y a las operaciones militares de Israel en Gaza después de los horribles ataques de Hamás del pasado 7 de octubre han minado de modo severo, y quizá fatal, la autoridad del Consejo de Seguridad", ha admitido Guterres, quien ha abierto la puerta a la reforma de este organismo.
Esa reforma es una petición que en los últimos tiempos vienen haciendo países como Brasil, que denuncian la falta de presencia como miembros permanentes de países latinoamericanos, árabes o africanos en un Consejo capaz de intervenir en conflictos armados. También el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, admitió hace unos meses que era necesaria una renovación del organismo.
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A la intervención de Guterres ha seguido la del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Volker Türk, quien ha lamentado que la ONU sea utilizada como "chivo expiatorio" para países que quieren esconder sus errores políticos, y ha hecho referencia directa a los ataques que están sufriendo los trabajadores de Naciones Unidas en distintos conflictos, sobre todo los que han tenido como objetivo a trabajadores de la UNRWA, la agencia para los refugiados en Palestina.
Años de exigencias para su reforma
La reforma del Consejo de Seguridad es un asunto que vuelve al primer plano, pero que viene de lejos. Actualmente, sólo hay cinco países permanentes con derecho a veto: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido. Otras potencias como Japón, India, Alemania o Brasil llevan años exigiendo tener también un asiento con esa capacidad directiva. El presidente brasileño Lula da Silva es el dirigente que ha lanzado mensajes más directos exigiendo una ampliación que dé voz a América Latina, África y los países árabes como miembros permanentes del Consejo.
Algunos de estos países se han encontrado con reticencias de enemigos históricos, principalmente China no ve con buenos ojos la adhesión de Japón, y las peticiones para la entrada de un país islámico no han contado con el respaldo de Estados Unidos ni los representantes europeos. Otros países con peso económico relevante como Italia, España, Corea del Sur, Argentina o México están además reunidos en un grupo que en esencia se opone a que la ampliación sólo incluyera a los cuatro grandes países que llevan años pidiéndolo.
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El Consejo de Seguridad se ha ampliado una sola vez en su historia para aumentar el número rotatorio de países miembros no permanentes. Actualmente hay diez miembros no permanentes elegidos de cinco en cinco por la Asamblea General por un período de dos años.
La clave para una posible nueva ampliación estaría en el derecho de veto: en determinar qué países podrían ejercerlo y cuáles no. Y también es relevante el procedimiento, ya que debería reformarse la Carta de Naciones Unidas. Un cambio en esa Carta requiere del voto a favor de dos tercios de la Asamblea General y la ratificación de dos tercios de los Estados miembros, incluidos los cinco miembros permanentes del Consejo, es decir, los que tienen capacidad de veto, por lo que la eliminación o restricción de dicha capacidad es casi imposible de conseguir.
Antonio Martín
Redactor de la sección de Internacional. Se incorporó...