"Nunca les perdonaré que usaran el garrote vil": la ejecución de Salvador Puig Antich y las sentencias no revisadas del franquismo

Madrid

El último ejecutado con garrote vil en España fue el anarquista Salvador Puig Antich el 2 de marzo de 1974, hace ahora 50 años. Le quedaba poco a una dictadura franquista que quiso dar un último escarmiento al activismo político. El periodista Víctor Olazábal reconstruye en un podcast estrenado en Hora 25 el polémico caso que llevó a Puig Antich a sufrir uno de los métodos de ejecución más crueles que ha existido en la historia. 'El preso de la celda 443' se divide en tres episodios que recorren la vida de Puig Antich desde que empezó a militar en el activismo político en plena dictadura hasta su trágico desenlace. Aimar Bretos pone voz a ese recorrido, que se hace con los testimonios de sus familiares y de las personas que más de cerca vivieron el caso.

El podcast comienza con su juventud, relatada por sus hermanas, Montserrat y Carme. Entre finales de los años 60 y principios de los 70, el anarquista Salvador Puig Antich se integró en el Movimiento Ibérico de Liberación, el MIL, un pequeño grupo anticapitalista que cometía atracos de bancos para financiarse. Esas acciones activaron las alarmas de la policía, que poco a poco fue cerrando el cerco del grupo, hasta que les tendieron una emboscada.

El historiador Gutmaro Gómez Bravo, autor del libro 'Puig Antich, la Transición inacabada', cuenta que ese dispositivo desembocó en un tiroteo en el que murió un agente, el subinspector Francisco Anguas Barragán. Puig Antich y su compañero Xavier Garriga fueron detenidos. El primero lo hizo malherido, con varios disparos en su cuerpo. El caso contra el activista comienza porque se le acusa de haber matado él al policía. Pero desde el principio hay una duda que recorrerá todo el caso: el número de disparos que tiene el cadáver del agente y la procedencia de los mismos.

Puig Antich es enviado a la cárcel Modelo de Barcelona, por aquel entonces una prisión simbólica en tanto allí acababan muchos de los opositores políticos de la dictadura de Franco. Allí, Puig Antich encontró la soledad más absoluta, sólo rota por la relación que empezó a tejer con un funcionario de prisiones, Jesús Irurre, que más tarde acabaría reconociendo que aquel joven idealista le cambió la vida para siempre.

Fuera de los muros de la Modelo se va desarrollando un juicio plagado de irregularidades, según aseguran los que lo han estudiado, como la abogada Magda Oranich, que ayudó en la causa. La autopsia del subinspector Anguas se hizo en la comisaría, más tarde se modificaron datos a mano y los miembros del consejo de guerra rechazaron todas y cada una de las pruebas que la defensa de Puig Antich, en manos del abogado Oriol Arau, fueron presentando para evitar las dos penas de muerte a las que se enfrentaba.

En mitad del proceso, España vivió un momento histórico que, para la familia de Puig Antich, lo cambió todo. El 20 de diciembre de 1973, ETA asesinaba al presidente Luis Carrero Blanco. En el reportaje, las hermanas de Puig Antich cuentan que Salvador siempre sostuvo que ese atentado tumbó todas sus posibilidades. "ETA me ha matado", llegó a decir en una de sus visitas en la cárcel.

Poco después, el consejo de guerra dictó sentencia: Salvador Puig Antich sería ejecutado a menos que lo indultara Franco. La ejecución tuvo lugar el sábado 2 de marzo de 1974, hace ahora 50 años. Para la misma, la dictadura tenía una última sorpresa macabra que destrozó aún más de Salvador y su familia: sería con garrote vil, uno de los métodos de ejecución más crueles que han existido. El último episodio del podcast tiene como punto central, por un lado, las horas previas a la ejecución y, por otro, la lucha que libraron las hermanas de Puig Antich durante décadas para que la justicia, ya en democracia, revisara la sentencia por la que murió Salvador.

Episodio 1 | Un idealista, una emboscada y varios disparos

Episodio 2 | A ambos lados del muro de la cárcel

Episodio 3 | La muerte, el silencio y la revisión del pasado