La oposición reformista en Irán ha quedado anulada
Irán elige entre conservadores ante la desaparición de la oposición en unos comicios parlamentarios marcados por la crisis social y política
Irán ha celebrado este viernes las primeras elecciones parlamentarias después de las revueltas que provocó la muerte de Mahsa Amini en septiembre de 2022 y en medio del descontento general por la mala situación económica que afecta a la vida cotidiana de las clases populares. Aunque el resultado todavía tardará días en saberse, el alto abstencionismo va a ser clave.
Mientras que en otros comicios celebrados en momentos de crisis política, como los que siguieron al Movimiento Verde, la participación bajó menos de lo que se esperaba por la presencia de Hasán Rohaní, el negociador nuclear, como candidato, en esta ocasión la participación será más baja de lo que se piensa, según predice Luciano Zaccara, profesor ayudante de investigación en la Universidad de Catar, y colaborador del Real Instituto Elcano. “No solo no hay mucho interés, sino que se han encargado los conservadores de dejar claro que no va a haber participación de los reformistas en estas elecciones”, explica. La división interna de los reformistas, que se diferencian entre quienes querían participar y quienes no presentaron listas, está provocando que la gente no vote.
La oposición a la República Islámica “ha quedado totalmente fuera de la de la escena política”, según Zaccara. “Ya no atraen y no generan ningún tipo de expectativa entre la población iraní”. El capital político que habían logrado en épocas anteriores se ha ido desvaneciendo por no haber podido cumplir con sus propuestas progresistas al haberse mantenido dentro de los márgenes de la República Islámica.
En estos comicios ha habido un récord de candidatos presentados, un 75% de los cuales han sido aceptados, 15.000 en total. Sin embargo, según el experto, la tendencia política de esos candidatos está vinculada con los conservadores. Y los reformistas “han quedado barridos sistemáticamente de las elecciones. Los candidatos a las legislativas han sido vetados, pero muchos ni siquiera se han presentado”.
Su capacidad de influencia queda por lo tanto anulada. “No tienen capacidad ni siquiera de hacerse oír en las instituciones en las que está permitido el debate”, dice Zaccara. Además, apunta que la oposición en el exterior tampoco tiene ningún tirón dentro de Irán porque tiene muy mala prensa. “Pensar que la oposición en el exilio o la diáspora pueda generar algún tipo de apoyo desde el interior y que eso pueda galvanizar en algún tipo de oposición más concreta también está totalmente desechado”.
Zaccara señala que también existen disputas en el seno de los candidatos conservadores. “Las elecciones legislativas en Irán siempre han funcionado como una manera de dirimir las diferencias entre la élite política”. Pero, mientras antes la élite política estaba más diversificada en diferentes corrientes, ahora todas las corrientes en disputa son conservadoras, aunque no de la misma manera. Algunos grupos se han formado por apoyos de Mahmud Ahmadineyad, conservadores pero anticlericales, otros, por ejemplo, han sido en cierta medida apoyados por los reformistas por su oposición al conservadurismo vinculado a Alí Jamenei.
También hay elecciones a la asamblea de expertos, una institución únicamente formada por clérigos y que tiene como función designar, confirmar e incluso destituir al líder espiritual. Es elegida cada ocho años, por lo tanto, la asamblea que salga de las urnas podría ser la encargada de designar al próximo líder supremo de Irán. Para el investigador, la elección más importante es esta, puesto que las discusiones de los últimos años en el país se han centrado en la sucesión a Jamenei y en quién decidirá sobre ella.
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