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¿Por qué (casi todos) tenemos el corazón a la izquierda?

Los viajes celulares, responsables de la regeneración de la piel o de la metástasis en el cáncer, nos hacen asimétricos durante el desarrollo embrionario

Por qué (casi todos) tenemos el corazón a la izquierda

Por qué (casi todos) tenemos el corazón a la izquierda

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Madrid

En las primeras fases del desarrollo embrionario, ¿cómo sabe una célula qué célula tiene que ser? ¿Qué tejido tiene que formar? Si bien algunas células terminan dedicándose a pensar y otras, por ejemplo, a regular el ritmo cardíaco —lo que nos puede llevar a pensar, erróneamente, que hay células de primera y células de segunda—, lo que es seguro es que muchas nacen muy lejos de su destino final. “Aunque lo parezca, entre las células no hay clases. Una célula aparentemente muy sofisticada y con muchas conexiones, como puede ser una neurona, no tendría razón de ser si no estuvieran funcionando los cardiomiocitos en el corazón o hepatocitos en el hígado”, defiende Ángela Nieto, investigadora en el Instituto de Neurociencias, un centro mixto del CSIC y la Universidad Miguel Hernández situado en Alicante, y miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (la sexta mujer que accede a esta institución ¡en más de 170 años!).

El equipo de Nieto lleva años investigando el programa genético que las células viajeras tienen que activar para dejar atrás su lugar de origen, desprenderse de las células vecinas y migrar a su órgano de destino. Y lo más importante, sin equivocarse por el camino. "Un ejemplo lo tenemos en la forma de nuestra cara, que está formada por células que se originan en el sistema nervioso central y viajan hasta la cara para formar la mandíbula”, explica, “las células, aunque sean idénticas en las primeras fases de la formación embrionaria, también empiezan a manifestar también desde muy pronto. Cada una expresa un número de genes determinados y distintos de unas a otras, dependiendo de innumerables fuerzas y estímulos, como la luz, la temperatura o la compañía que tengan a su alrededor”.

El efecto espejo o situs inversus

Somos prácticamente simétricos por fuera, pero no por dentro. Las investigaciones sobre el viaje de las células han respondido también a preguntas relacionadas con la asimetría del organismo humano, como ¿por qué el corazón se sitúa a la izquierda? ¿Tiene un sentido mecánico? “La posición final de los órganos es el resultado de optimizar el espacio y las conexiones dentro del organismo”, aclara Nieto, “y en el caso de los órganos impares, como el corazón o el hígado, sucede que se originan justo en el centro del embrión. Una lucha de fuerzas entre las células que se van incorporando al corazón desde la izquierda, la derecha, arriba y abajo termina con una victoria de las células de la derecha, que con una fuerza superior desplazan el órgano hacia la izquierda”.

Sin embargo, aproximadamente una de cada veinte mil personas no tiene el corazón a la izquierda. Se debe a una anomalía congénita que recibe el nombre de situs inversus y que provoca una especie de efecto espejo: uno, varios o todos los órganos del cuerpo se sitúan en el lado opuesto al que correspondería. “No es una patología cuando todos los órganos están invertidos porque, aunque desde el lado contrario, funcionan exactamente igual. Pero sí puede suponer problemas cuando ocurre con un órgano aislado”.

Isabel Bolaños

Isabel Bolaños

Es productora y guionista de ‘A vivir que son dos días’ desde 2016. Se graduó en Periodismo y Comunicación...

 
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