Hamburguesa, patatas y bebida por 3,99 euros: por qué la comida basura es más barata que la sana
Un estudio vincula los costes de producción y la elección de ingredientes con el precio reducido de la comida rápida
¿Por qué la comida basura es más barata que la sana?
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Madrid
Comer barato y de forma saludable es cada vez más complicado. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado una investigación llevada a cabo por la Universidad de las Islas Baleares y el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER), que ha analizado cómo el precio de los alimentos condiciona la comida que consumimos y el impacto que esta realidad tiene en nuestra salud.
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El estudio, que no solo pone de manifiesto la realidad de que el coste de la comida puede afectar de forma negativa a nuestra salud, evidencia también que la comida basura o comida rápida es más barata que la que vinculamos con una dieta más saludable. El porqué lo explica Cristina Bouzas, doctora y profesora de la Universidad de las Islas Baleares e investigadora del CIBER, que señala que "estos alimentos son más económicos porque al tener una producción estandarizada se produce una reducción de costes a la hora de fabricarlo".
Y no es el único motivo, porque a esta realidad se añade además la elección de ingredientes por parte de las empresas que se dedican a fabricar comida en cadena. "Nosotros podríamos elegir un aceite de oliva virgen extra para cocinar en casa por salud, pero esto suele ser poco habitual en las comidas preparadas", explica la doctora, que hace referencia a que los precios reducidos de estas comidas son consecuencia también de la sustitución de ingredientes por otros más baratos.
Almacenar más tiempo sale más barato
Unos factores a los que se añade el almacenamiento de estos alimentos. Si bien los productos frescos aguantan menos tiempo almacenado y, por tanto, deben consumirse antes, el hecho de que la comida fabricada en cadena pueda mantenerse más tiempo guardada, produce un abaratamiento de los costes.
En el estudio, que recoge los testimonios de más de seis mil personas, se vinculan alimentos como la fruta, la verdura, el pescado o la carne blanca, todos pertenecientes a las dietas mediterráneas, con un mayor coste en la cesta de la compra. Una realidad que, según la investigación, provoca que a medida que el precio de los alimentos es más bajo, su consumo es mayor. En este caso, el precio reducido coincide con comida menos saludable, como los dulces y pasteles, las grasas o los alimentos procesados. De esta forma, el hallazgo sugiere que este precio de los alimentos puede ser un factor crucial en las decisiones de la dieta.
Frente a los precios altos, la planificación
A pesar de esta realidad, los expertos en alimentación y consumo insisten en que una dieta sana y económica es posible. "Algunos ejemplos son las carnes blancas, carne de ave, carne de pollo. También el pescado, como el congelado, cuya calidad nutricional es la misma y más barato que el pescado fresco", explica Isabel Peña-Rey, directora ejecutiva de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, desde el madrileño Mercado de La Paz.
Además, no solo encontramos una variedad de productos sanos y más económicos, sino que Peña-Rey insiste en que estos deben ir acompañados de una forma, también económica, de consumirlos. La clave, aseguran desde la AESAN, está en la planificación y el almacenamiento de las comidas en envases que podamos congelar durante un tiempo. "Planificar el menú semanal nos obliga a establecer una lista de la compra", cuenta. "No compras más de lo que vas a consumir si preparas una lista". Un método probado que no solo permite el consumo de productos saludables, sino que, a largo plazo, hará que la cesta de la compra sea más económica.