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El portaaviones más moderno de EEUU comienza a lanzar coches al agua mediante una catapulta electromagnética (y tiene una explicación lógica)

Así funciona el nuevo sistema de lanzamiento electromagnético de aviones

El portaaviones lanza el vehículo al río. / HII News

Madrid

Hace ya varios años, concretamente en octubre de 2019, Estados Unidos botaba por primera vez el USS John F. Kennedy (CVN-79). Un portaaviones, de propulsión nuclear, que desde entonces se ha convertido en una de las últimas joyas de la corona estadounidense en armamento marítimo. Varios años más tarde, la armada continúa mejorando este vehículo con el objetivo de prepararlo ante todo tipo de situaciones. Hace apenas unos días, sin ir más lejos, la empresa de construcción naval Huntington Ingalls Industries anunciaba a través de un comunicado publicado en su página web que han comenzado a probar el nuevo sistema de lanzamiento electromagnético de aviones.

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Hasta la fecha, el vehículo contaba con una especie de catapultas de vapor que se encargaban de darle a los aviones la velocidad necesaria como para que puedan despegar en una pista de dimensiones tan reducidas. Una tecnología que actualmente está presente en otros portaaviones de la marina estadounidense como los de la clase Nimitz. Sin embargo, esta nueva tecnología promete completar esta tarea de una forma mucho más eficiente que la convencional y que los aviones puedan despegar mucho antes para poder reaccionar así más rápido ante cualquier posible amenaza.

Probando el nuevo sistema de propulsión

¿Y cómo se prueba ese nuevo sistema de propulsión? Después de superar con éxito la primera fase de pruebas, que consistía en accionar las dos catapultas sin ningún tipo de carga para comprobar su eficacia, la empresa ha comenzado esta semana a lanzar "carga muerta" al mar. En esta fase del proyecto, el equipo al frente de esta investigación ha comenzado a lanzar vehículos con un peso similar al de los aviones reales para comprobar la eficacia de este nuevo sistema. Concretamente una especie de coche, de lo más rudimentario, de un peso aproximado de 36.000 kilogramos.

Tras colocar los vehículos en el portaaviones, los responsables del mismo accionan los botones necesario para lanzarlos desde la proa en dirección al río James. Una vez hecho esto, el equipo recupera el vehículo del agua para volver a lanzarlo una vez más. Todo ello hasta garantizar que las catapultas estén listas para su propósito principal: permitir el despegue de todos los aviones de ala fija que lleguen al portaaviones. Unas cargas muertas que, sin embargo, están repletas de simbolismo porque han sido firmadas por todas aquellas personas que han participado en este proyecto durante estos últimos años.

¿En qué mejora al convencional?

¿Cómo mejora este sistema de propulsión electromagnético al de vapor? Según cuentan desde Huntington Ingalls Industries, este nuevo sistema facilita todavía más el despegue de los aviones de ala fija porque les permite alcanzar velocidades de hasta 241 kilómetros por hora en un espacio de lo más reducido de apenas 91 metros. Pero no solo eso. Este nuevo sistema es mucho más barato que el anterior y garantiza tanto una mayor capacidad de energía de lanzamiento como un control de velocidad final más preciso.

A esto hay que añadirle que la aceleración es mucho más suave tanto a velocidades altas como bajas y que se ha reducido la tensión sobre el avión, algo que sin duda alguna agradecerán los pilotos que van en su interior. Por lo tanto, este nuevo sistema mejora con creces al anterior y espera convertirse en una de las grandes bazas de la armada estadounidense.

David Justo

(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en...