Herencia
"En Roma, la herencia nombraba, en general, a un conjunto de elementos unidos entre sí. Y ese sentido lo heredaron otras palabras como adherencia y coherencia, adhesión y cohesión"

Madrid
Herencia forma parte de una de las muchas familias de palabras heredadas del latín. Y a la madre se la reconoce sin dificultad: haerentia. En Roma, la herencia nombraba, en general, a un conjunto de elementos unidos entre sí. Y ese sentido lo heredaron otras palabras como adherencia y coherencia, adhesión y cohesión, que nos hablan de unión, de relación, de conexión de cosas, personas o ideas...
Muy pronto, con el castellano recién nacido, nuestros antepasados comenzaron a usar el término con el significado que hoy manejamos: el del conjunto de bienes que pasan de una generación a otra y el derecho legítimo a recibirlos. Y más tarde, echando mano de la metáfora, la herencia también nombró al conjunto de caracteres que los seres vivos reciben de sus progenitores, o a los rasgos morales, ideológicos, culturales que las personas o las sociedades reciben de sus antecesores. Durante un tiempo heredad fue sinónimo de herencia, pero finalmente quedó para nombrar un terreno de cultivo o una hacienda ligada a una familia. Salvo que nos deshereden, todos estamos llamados a ser herederos. Y unos 6000 españoles llevan además Herencia o Heredero, con mayúsculas, en sus apellidos. Y quizás alguno, cerrando el círculo hereditario, sean vecinos de Herencia, en Ciudad Real, o de Las Herencias, en Toledo. Así que serán a la vez herederos y herencianos.





