La reprimenda que el portero y entrenador Juan Carlos Unzué les echó hace 20 días a los diputados ha surtido efecto inmediato. En un momento de máxima crispación política, por unanimidad se ha aprobado empezar a tramitar la ley de ELA. En el Congreso se ha hablado de consenso, de tender la mano, de trabajar para mejorarla y de que les han fallado a los enfermos. Esther Muñoz, la diputada del PP que subió a la tribuna a defender la ley del PP señaló que “llega tarde, no subo a la tribuna con orgullo, subo avergonzada, con vergüenza de clase política pero con responsabilidad, no contamos con el beneficio de la duda porque hay mucha gente que ha muerto esperando que hagamos nuestro trabajo”. Hace dos años el Congreso ya aprobó también por unanimidad una norma similar de Ciudadanos que PSOE y Podemos bloquearon casi 50 veces con la prórroga de enmiendas. La socialista Carmen Martinez pidió disculpas: “Debemos reconocer que no siempre hemos estado a la altura, y que en más ocasiones de las que nos gustaría hemos llegado tarde, por eso vuelvo a pedir públicamente disculpas en mi nombre, en el de mi partido, en el de mi grupo, y desde la política por todas esas veces en los que nuestros tiempos no han sido suficientemente ágiles y las necesidades de los enfermos y de sus familias suficientemente atendidas”. La ley del PP pide para los enfermos el reconocimiento de la dependencia desde el momento del diagnóstico y el estatus de consumidores vulnerables. El PSOE ha registrado este martes su propia ley porque quiere ampliarla a otras enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. También hoy el Gobierno ha anunciado medidas para la atención urgente de los pacientes de ELA.