Los pediatras piden limitar el acceso a las pantallas: "Vemos casos de retraso cognitivo y agresividad en niños de 0 a 3 años"
Recomiendan a los padres que no se deje el móvil a niños nunca por debajo de los 3 años y que se limite mucho su uso en los años posteriores
Los pediatras piden limitar el acceso a las pantallas
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En el vídeo, un bebé está sentado en el suelo. La pantalla de un móvil le ilumina la cara. Está tocando la pantalla mientras ve unos dibujos. Su madre se acerca y le quita el teléfono. Inmediatamente, empieza la rabieta. La madre le devuelve el móvil y el niño, como por arte de magia, se calla y vuelve a concentrarse en el móvil. Sin embargo, nada tiene que ver con la magia: el cerebro inmaduro del niño se queda -casi como el nuestro- atrapado en las luces, los colores y los estímulos del teléfono. Al quitárselo, de nuevo, el berrinche vuelve.
Cuando los niños son más grandes, cuando, por ejemplo, ya saben hablar, el lloro es distinto pero el cabreo es el mismo.
Muchos adultos también hemos sentido, en muchas ocasiones, esa sensación de que no podemos estar sin el móvil. Sentimos ansiedad, nerviosismo, falta de concentración. ¿Cuántas veces coges el móvil para echar una ojeada rápida mientras, por ejemplo, estás viendo una película? El efecto de los móviles sobre nuestro cerebro adulto es demoledor pero en el de los niños es dramático.
En las revisiones rutinarias, cada vez más pediatras en España, encuentran niños con problemas directamente asociados a los móviles: "retraso cognitivo, agresividad y alteraciones de la psicomotricidad en niños", explica la pediatra Mapi Mallada. En Aragón participa en un programa para concienciar a los padres sobre este asunto.
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Dice que están encontrando estos problemas en edades cada vez más tempranas. Por ejemplo, en niños de sólo 2 años. Los pediatras los relacionan directamente con los móviles porque, se está produciendo una circunstancia muy llamativa: en muchas ocasiones asocian estos síntomas -el aislamiento, los problemas de lenguaje o la irritabilidad- a la posibilidad de que el niño tenga autismo y los derivan a atención temprana. Cuando los niños empiezan a recibir esa atención, una de las cosas que se hace es retirarles todas las pantallas que antes tenían a su alrededor. La conclusión es unánime: "en solo dos semanas", dice Mallada, "mejoran de forma sorprendente". Su relato es el de muchos pediatras que han observado niños con disminución en la adquisición del lenguaje, problemas de psicomotricidad, obesidad, aprendizaje más lento, alteraciones en el sueño, miopía precoz y aumento de los episodios de irritabilidad.
La vicepresidenta de la asociación de pediatras de primaria, Teresa Cenarro, también lo tiene claro: "es una idea descabellada darle a un bebé o un niño pequeño un móvil". Cuenta cómo se ha encontrado en su consulta bebés que ya saben pasar la publicidad previa de los videos de youtube con el dedo. "El cerebro del niño es inmaduro y no es capaz de procesar todo lo que el móvil está dándole", explica.
Ante estos casos, los pediatras españoles lanzan una alerta importante: Está pasando ahora pero sus efectos los veremos más adelante: el uso de los móviles por parte de los niños les va a lastrar de por vida porque están en los años críticos de su desarrollo cerebral.
Un mundo en 2D muy placentero
El móvil solo les ofrece a los niños un espacio pequeño en el que las cosas están representadas en dos dimensiones. El cerebro inmaduro de los niños, que está en plena adquisición de conocimientos muy básicos, ve una manzana y la ve en 2D. Para "entender" una manzana necesitan todos sus sentidos pero el móvil solo activa dos de ellos: la vista y el oído. La doctora Mallada lo explica: "el niño, para comprender qué es una manzana, no tiene suficiente con verla en una pantalla. Necesita tocarla, olerla, darle vueltas, jugar con ella como si fuera una pelota, morderla". De lo contrario lo que está aprendiendo es otra cosa.
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Y luego está el placer. Los contenidos del móvil son muy placenteros porque son rápidos y luminosos, porque van directos a la parte frontal de nuestro cerebro, la que gestiona lo que nos gusta y lo que no. Cuando llegan los estímulos del móvil, el cerebro inmaduro del crío recibe toda esta descarga de placer y dopamina. Una descarga que no saben administrar. Ni siquiera los adultos sabemos. Por eso, cuando se les retira el móvil -como al bebé del vídeo inicial- sufren esas rabietas. Ha desaparecido lo que les producía placer y no saben administrar esa frustración.
Y luego está lo que ocurre en clase. Los pediatras avisan de que los niños "tienen peor rendimiento porque todo va más lento". En el móvil, señalan, "todo va a 1000 por hora". Sin embargo, en clase, "pretenden los profesores, y con razón, que los niños vayan a diez por hora". Y claro, se aburren, se frustran y acaban portándose mal y no atendiendo en clase.
En todo caso, independientemente de cuando le demos un móvil a un niño, los pediatras piden a los padres que enseñen cómo usar la herramienta. La doctora Mallada lo explica muy gráficamente: "es como cuando éramos pequeños y nuestros padres nos enseñaban a ir solos al cole. Las primeras veces nos acompañaban, nos indicaban el camino, no nos dejaban solos en la calle (como con el móvil) desde el primer día".
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En definitiva: La recomendación por edades de los pediatras es esta: de 0 a 3 años ninguna pantalla, 3 a 6 solo 30 minutos y nunca para dormir ni tranquilizar. En esa edad nada de videoconsolas. De 6 a 9 años, 1 hora máximo sin redes sociales. A partir de los 9 años, se puede permitir un poco más. Hasta los 12 años no se recomienda que tengan un móvil propio.
Javier Ruiz Martínez
Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...
