Concordia
"Las tres palabras, concordia, discordia y acuerdo nos conducen al corazón latino, cor, cordis, y los prefijos marcan la cercanía o la separación entre personas o grupos humanos"

Madrid
Paradójicamente los proyectos para elaborar sendas leyes de Concordia acordadas entre PP y Vox en tres comunidades autónomas están suscitando discordia. Las tres palabras, concordia, discordia y acuerdo nos conducen al corazón latino, cor, cordis, y los prefijos marcan la cercanía o la separación entre personas o grupos humanos. Porque en aquella época se consideraba que el corazón era el depósito de los sentimientos, pero también de los recuerdos, y por eso recordar es, literalmente, volver al corazón, hacer memoria. Y aquí está la sutil diferencia entre la concordia y la memoria.
Porque la concordia nos hablaría de un sentimiento previo para convenir entre personas que litigan, según su segunda acepción, o para lograr posteriormente un clima de armonía, de unión, o hasta de hermandad, si llegase el caso, según la primera acepción. Mientras que la memoria es el recuerdo del pasado con la exposición de los hechos y los datos de lo sucedido, llamando a las cosas por su nombre, y con la identificación clara de víctimas y victimarios, en el caso que nos ocupa. En una democracia, la memoria hace justicia con el pasado y nos vacuna para el futuro. La memoria no garantiza la concordia, pero se antoja imposible pretender sembrar concordia sobre la desmemoria.





