¿Por qué hacemos montañas de granos de arena?

Rafael Santandreu, en su último libro inspirado en el clásico estadounidense de 1997 "Don’t sweat the small stuff", invita a reflexionar sobre por qué se tiende a convertir cosas sin importancia en montañas de arena. Según Francesc Miralles, hay varias razones detrás de este fenómeno:

1. Sobrevivencia: preocuparse por todo siempre ha sido crucial para la supervivencia de nuestra especie.
2. Pensamientos: muchas veces los pensamientos son poco productivos.
3. Adicción al control: el ser humano tiende a ser adicto al control y a la predicción, queriendo manejar todo a su alrededor.
4. Falta de perspectiva: a menudo se cree que no hay problemas más urgentes que atender, como menciona Álex Rovira, algunas preocupaciones parecen ser un "artículo de lujo".
5. Búsqueda de atención: gusta ser escuchados y ocupar el centro de la atención, incluso en el papel de "pobre de mí".
6. Falta de consciencia: en realidad, son solo granos de arena lo que estamos acumulando.

Un ejemplo de relatividad de las cosas es cómo el Sol se ve mucho más grande al atardecer que cuando está en lo alto del cielo. Rafael Santandreu brinda tres claves para no convertir estas "pequeñeces" en montañas:

1. Diálogo interno: reconocer que lo que afecta a las personas, generando emociones negativas, tiene origen en el diálogo interno, no necesariamente en la gravedad de la situación. Es vital comprender que la cabeza genera los problemas.
2. Necesidad de liberar: entender que lo perdido o lo que se va a perder, muchas veces, no es realmente necesario. Se puede liberar esa necesidad.
3. Relativización: comparar la adversidad con otras situaciones pasadas peores. Este ejercicio mental de "peor caso posible" puede ayudar a poner las cosas en perspectiva y evitar crear montañas de granos de arena.