En Madrid es imposible encontrarte con tu ex, pero es fácil hacerlo con el novio de tu jefa

Madrid

Después del bandazo inicial en las explicaciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, sobre el fraude fiscal cometido por su pareja, Alberto González Amador, ayer conocimos la prueba evidente de que en la gestión de todo el proceso está implicado el gobierno regional y el núcleo duro del Partido Popular de Madrid. Recuerden que la presidenta madrileña empezó diciendo que se trataba de una inspección fiscal a su pareja, que era fruto de un ataque contra ella, de la maquinaria del Estado trabajando contra ella, y de ahí paso a decir que era una cuestión que afectaba a un particular, trazando una línea imposible entre ella y el particular.

Pero ayer, la SER les contó y les mostró la fotografía de la reunión entre el novio de Ayuso y quien es la mano derecha de la presidenta madrileña, Alfonso Serrano, reunión con carpeta de papeles de por medio, el mismo día, precisamente, en el que Alberto González se querelló contra la Fiscalía. Pero, a ver, ¿no habíamos quedado que era un asunto particular? Alfonso Serrano, senador, que, por cierto, forma parte de la comisión de investigación sobre el caso Koldo en el Senado, y diputado en la Asamblea de Madrid, además de hombre de confianza de Ayuso, dijo que todo había sido una casualidad, que él se toma una Coca Cola con quién quiera y dónde quiera, aunque "dónde quiera" esté un pelín alejado de los domicilios de los dos participantes en el encuentro y, además, después ya puso en marcha la máquina de esparcir estiércol. No me resisto al chiste fácil, en Madrid es imposible que te encuentres con tu ex, eslogan para mayor gloria de Ayuso, pero es fácil encontrarte, lejos de casa, con el novio de tu jefa.

El encuentro exige explicaciones inmediatas y serias, y no las que dio ayer Serrano. Los madrileños no se pueden acostumbrar a las salidas de tono de su presidenta y, sobre todo, no se pueden acostumbrar a la mentira. Porque el caso del novio de Ayuso ya trasciende al problema fiscal que tiene él y a la posible implicación de la presidenta madrileña y de parte de su equipo, se trata de que la presidenta miente, y no se puede normalizar la mentira. Y el PP debería pedir también explicaciones a su baronesa porque, si no lo hace, el descrédito se extiende más allá del ámbito de Madrid y afecta ya directamente a la dirección popular. ¿Cómo pretenden que alguien se crea su tolerancia cero con la corrupción si no piden explicaciones a quien miente y a quien involucra a todo un gobierno autonómico en un fraude fiscal de la familia?

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