La pseudoterapia como remedio para la desesperación: los tratamientos "milagrosos" se multiplican en la era de las redes sociales
El vídeo de Pablo Motos en el que promociona una "máquina de regeneración celular" ha reabierto el debate sobre métodos que no tienen base científica, pero que aparentan tenerla
La pseudoterapia como remedio para la desesperación: los tratamientos "milagrosos" se multiplican en la era de las redes sociales
Madrid
“Llevo meses buscando una máquina, y por fin la he encontrado. Además, en España, en el SHA de Alicante. Es la máquina más top de regeneración celular, pero mejor que lo explique la doctora Baeza”, empezaba diciendo Pablo Motos en el vídeo que ha subido esta semana a sus redes sociales. Se trata de un tratamiento físico que, supuestamente, rejuvenece el organismo “en su totalidad”, y que no tiene el aval de la comunidad científica. Un ejemplo más de lo que llamamos pseudociencia — pseudo significa falso — y que es tan antiguo como la teletienda, donde se ha anunciado la cura de la alcachofa para adelgazar “tres kilos en dos días”; el tratamiento para que a la gente calva le “vuelva a crecer el pelo”; o las medias para “eliminar las varices en semanas”. El problema de ahora es que, en la era de las redes sociales y los influencers, se han multiplicado.
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“Básicamente, se aprovechan de la situación de enfermedad de los usuarios que sufren un determinado tipo de patología para la que, a lo mejor, no encuentran una solución en la medicina o en las terapias reconocidas científicamente”, explica el portavoz de la OCU Enrique García, “entonces, en algunos casos, recurren de forma desesperada a este tipo de pseudociencia”. García afirma que, además, “que lo publicite un personaje conocido le da credibilidad porque el consumidor piensa ‘si esa persona lo usa, por qué no iba a hacerlo yo’. Los adultos prácticamente se comportan como niños, nos creemos lo que nos queremos creer”.
De la publicidad de 'El Hormiguero' a la influencer Marina Yers
La publicidad del presentador de El Hormiguero es una gota en el océano. Antes del tratamiento para rejuvenecer la piel de Motos, vino el sonado video de la tiktoker Marina Yers en el que decía que “el agua deshidrata más de lo que hidrata”, con un suero hidratante en la mano. Las palabras de hace poco en una entrevista con Infobae de Imanol Arias, donde explicaba que la meditación cuántica ayudaba a “acabar con la distancia entre quién dices que eres y quién eres realmente”, y sobre todo, “no ser enemigo del cortisol”. O las “curas” de Josep Pámies, el agricultor que lleva años asegurando que con la conocida como ‘Terapía de la lejía’ — el uso médico del clorito de sodio — puede curar el cáncer, el autismo o el ébola. Solo son algunos de los muchos ejemplos de pseudociencia que han dejado estos años. Según el ministerio de sanidad, hasta la fecha hay 73 terapias calificadas como pseudoterapia, al no contar con evidencia científica, y otras 66 pendientes de ser revisadas.
El profesor de investigación en el Centro Nacional de Biotecnología del CSIC, Carlos Pedrós-Alió, cuenta los trucos que siguen estos tratamientos para que parezca que están avalados por la comunidad científica: “Uno de ellos es que todo es vago y confuso, nunca se explica un mecanismo de acción concreto. Además, funcionan para muchas cosas a la vez y mezclan palabras de distintas disciplinas. Por ejemplo, se mezcla el ADN con la física cuántica cuando son dos cosas que no tienen nada que ver, pero que, aun así, se juntan para que parezca que es algo muy profundo y serio”. El investigador del CSIC explica que algunos casos funcionan por el “efecto placebo”. “Es capaz de curar algún tipo de dolencias, como dolores crónicos y patologías de ese estilo.
El problema es que es un porcentaje de casos muy bajo y no está claro si realmente ha salido bien. Es fundamental saber discriminar entre si ha funcionado o es el efecto placebo”, afirma. Pedrós-Alió aconseja algunas herramientas, para no caer en la trampa de lo pseudo: “algunos colegas y yo hemos escrito un libro que se llama ‘¿Ciencia o pseudociencia? Herramientas para orientarse en una mar de información’, lo hemos escrito porque estamos constantemente bombardeados por todo tipo de información de famosos, influencers, políticos o científicos, y hay que aprender a diferenciar lo que es, de lo que no es”. La receta fundamental de la comunidad científica para evitar la pseudociencia, asegura Pedrós Alió, es el “sentido común”.
La pseudoterapia como remedio para la desesperación: los tratamientos "milagrosos" se multiplican en la era de las redes sociales
Pilar Díaz de Aguilar
Graduada en Derecho y Periodismo por la Universidad...