Con 60 años pierde su empleo en EEUU, se muda a España y su nuevo trabajo le cambia completamente la vida

Madrid

Robert Webber es un hombre de 60 años que después de perder su trabajo como encargado de unas instalaciones en Estados Unidos en 2018, decidió mudarse junto a su pareja a uno de los destinos más turísticos de Europa para comenzar allí una nueva etapa de su vida.

La pareja viajó hasta Sitges (Cataluña) y una vez instalados en una casa ubicada en el casco antiguo de la ciudad, compraron un local para abrir un negocio. Ambos decidieron montar una chocolatería y pastelería, cumpliendo así el sueño de Webber de cocinar en un ámbito más profesional.

Aunque a él siempre le ha gustado experimentar con la cocina, no fue hasta que encontró una vieja receta de dulces navideños de la madre de su pareja, que se decantó por desarrollar de forma más profesional sus habilidades. Webber pasó de cocinar caramelos y pasteles para sus amigos en Chicago a venderlos en una de las pastelerías más populares de la ciudad mediterránea en tan solo unos años.

El chocolate que "ilumina los ojos" al probar un bocado

Para Webber, lo más satisfactorio de su nuevo trabajo como pastelero es "ver la expresión de los niños cuando prueban un chocolate". Como ha confesado el hombre al medio, se siente muy agradecido por "hacer a la gente feliz".

Sus dulces consiguen "iluminar los ojos" de todas las personas que lo compran. El secreto está por un lado en el chocolate, proveniente de Bélgica. Por otra parte el hombre destaca que el éxito de sus bombones también se debe al proceso de elaboración. Como ha explicado, elabora la mayoría de los dulces a mano en la propia tienda, incluidas las trufas y las tabletas de chocolate.

Webber también ha asegurado que desde su pastelería colaboran para reducir el impacto ambiental a través del uso de electricidad verde y la eliminación de envases de plástico.

Una nueva vida en las playas de Sitges

A pesar del éxito inminente de su negocio, Webber ha contado que al principio tuvieron algunos problemas con su visado. Además, también ha señalado que acostumbrarse al ritmo de vida de España tampoco fue fácil.

La pareja tuvo que comenzar desde cero y adaptarse a los horarios de comida y a los tiempos de descanso. Aunque ahora aseguran que ya son capaces de disfrutar "del ritual de la siesta", siguen sin acostumbrarse a cenar tarde o a las grandes aglomeraciones que se crean en las calles principales de la ciudad durante la temporada alta como las vacaciones de Pascuas o verano. A pesar de estos inconvenientes, ambos han asegurado que prefieren vivir en España que regresar a Estados Unidos.