"Estoy flipando, ¿esto es verdad?": la realidad detrás de las 'granjas' de marihuana en Estados Unidos

Madrid

En Estados Unidos, cerca de la mitad de los estados federados han legalizado total o parcialmente en los últimos años el consumo y distribución de cannabis para uso medicinal o recreativo. Hay una zona en California, uno de los estados demócratas por excelencia del país y que aprobó el cultivo de cannabis en 2016, conocida como 'triángulo esmeralda', que es la región productora más grande de Estados Unidos.

Esas 'granjas' de cannabis son una fuente importante de ingresos de muchos californianos y, sobre todo, de multitud de trabajadores temporales que acuden a sacar un dinero fundamental. Muchas de estas explotaciones son absolutamente ilegales y estos temporeros son, en ocasiones, inmigrantes. En 'La cena de los idiotés', la sobremesa radiofónica que dirige Aimar Bretos en 'Hora 25', la periodista Sabina Urraca ha puesto encima de la mesa un dilema muy real sobre una situación que se vivió en una de esas plantaciones.

"Eres joven, tienes veintipocos y has vivido una gran crisis laboral. Has trabajado en todo. Estás quemadísimo/a y no puedes más, pero te dan la posibilidad de ir a una granja en EE.UU a cultivar marihuana por un buen dinero. Pese a ser peligrosísimo, porque es ilegal, es la única manera de salir del círculo de maltrato laboral", ha comenzado relatando la periodista.

"Te vas a la granja, sabes el camino de ida, pero no te quedas mucho con la ruta. Llegas a unos bungalós, donde viven unas 150 personas y vas a estar allí tres meses trabajando. Ves muchísimas situaciones: hay ciudadanos de Estados Unidos que no tienen dinero para pagarse un seguro médico o chavales que acuden para poder pagarse la universidad", continua. "Conoces a un chico que se llama Greg, su madre tiene cáncer, y tiene que trabajar muchísimo para poder pagar la quimioterapia. En un momento, el chaval decide que va a robar la marihuana de los jefazos y venderla por su cuenta para conseguir dinero más rápido", explica Urraca.

"En un momento empieza a correr el rumor de que al chico le han pillado, le han cortado un dedo y le han dejado en un bosque tirado. A ti te queda un mes de trabajo. Se te presenta la disyuntiva: denuncias a los jefes por lo que han hecho, pero entonces no cobras nada porque van a desmantelar la granja o te callas hasta que acabe el mes", plantea la comunicadora.

Una historia real

Todo el dilema de Sabina Urraca es real porque le ocurrió a ella. "A esa granja te llevan con los ojos tapados", ha contado la periodista. Ante eso, la reacción de Aimar Bretos no se ha hecho esperar: "Esto flipando, ¿esto es verdad?". Y responde la periodista: "Que había osos y pumas no me lo he inventado. Era peligroso escapar de ese lugar. Solo los jefes te podían devolver al pueblo cuando terminaras tu trabajo. Claro, aunque tú denuncies, esos pueblos son muy pequeños y la policía sabe perfectamente lo que está ocurriendo en las montañas, en las plantaciones", comenta.

Urraca se quedó y, efectivamente, conoció a una persona a la que cortaron un dedo tras intentar robar la droga. "Todos los años hay miles de Gregs. Un chaval español desapareció en aquellas montañas hace años y no se supo más. Una vez estás metido dentro de esa estructura, eres un personaje distinto a tu vida real. Yo veo esa situación de lejos y pienso '¿cómo no me fui?', pero al mismo tiempo intento empatizar con aquella chica joven que estaba aterrorizada, empollona y que se llevaba bien con los jefes. Lo más sabio era cumplir las normas", ha relatado.

"A mí eso me salvó la vida. Con los años esta situación me ha parecido extrapolable a gente que trabaja en subcontratas y que si denuncian pierden su trabajo", ha sentenciado.