"La Tierra no puede ser una esfera": un psicólogo analiza la mente de un terraplanista y explica cómo evolucionarán estas teorías en el futuro

Madrid

David Barea tiene claro que la Tierra no es redonda. Este hombre, que posee varios canales de YouTube en los que se dedica a divulgar contenido relacionado con el terraplanismo, considera que nuestro planeta en realidad es plano. Según explica, él se dedica a "investigar y a difundir" lo que ellos, él y los que piensan de la misma forma, consideran que es lo verdadero y que, a su vez, puede servir a otros. Para sostener su teoría, da una serie de explicaciones que para Emilio Gómez, catedrático en psicología, define cómo es esta persona en realidad y qué le lleva a tener estos pensamientos.

En la última entrega del Especial 2124, que analiza cómo seremos dentro de 100 años, Javier del Pino y Valentina Rojo han podido escuchar cómo piensa una persona que considera que la Tierra no es redonda. El terraplanismo es el nombre que recibe la creencia que defiende que nuestro planeta es plano en lugar de esférico. En las redes sociales, se ven personas que explican, con lo que consideran fundamentos probados, que la ciencia se equivoca y que en realidad el mundo es totalmente plano. David Barea es uno de ellos.

Sus sospechas para haber llegado a esta conclusión son varias. "En concreto, el tema cosmológico de la forma de la Tierra. Se dan observaciones a larga distancia que son imposibles. Tenemos muchas. Aquí en España no se podría ver como se ve todo lo que es la Sierra de Mallorca desde Barcelona. Más hoy con la tecnología que está al alcance de todos nosotros, con cámaras, con ópticas, con zooms y cualquiera lo puede demostrar por sí mismo, siempre y cuando tenga un mínimo de inquietud", explica. Estas no son los únicos indicios que defiende. A su juicio, hay "muchos más".

"Es imposible curvar el agua a un contenedor esférico por su exterior, y el horizonte siempre se mantiene plano y a nivel de nuestros ojos cuando lo vemos, ya sea a nivel de mar, arriba de una montaña o incluso en un avión y más allá, cuando se tiran globos, como hemos tirado a 30 o 40 kilómetros de altura, se ve el horizonte totalmente plano y a la altura de los ojos. Así que son muchas las evidencias, para nosotros pruebas, para concluir que la Tierra no puede ser una esfera", concluye.

Este testimonio lo está escuchando Emilio Gómez, catedrático en psicología, que explica cómo funciona la mente de una persona que cree en teorías de la conspiración. "Más o menos confirma lo que los estudios científicos dicen sobre la personalidad de las personas que creen en teorías de conspiración", comienza detallando. Estas personas, dice el experto, tienen múltiples rasgos que les definen, pero él destaca dos en concreto: que son "anti intelectuales" y que "no toleran la incertidumbre".

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"Si no lo veo, no lo creo"

"Tienen lo que se llama necesidad de cierre, es decir, de encontrar explicaciones sencillas y que sean congruentes con sus creencias. Y otro es que desconfían de los demás, es decir, que son egocéntricos, narcisistas y que no creen nada que no sea compatible con su idea previa simplemente. Entonces, si unes estas características, el resultado es personas que se dejan guiar básicamente por su pensamiento de deseo, que es un poco lo que creo que vemos aquí", añade.

Lo principal, remarca Gómez, es que este tipo de personas se empeñan en tener que demostrar en primera persona lo que la ciencia les está contando. "La ciencia se basa en el punto de vista en tercera persona y ellos defienden el punto de vista en primera persona, que es 'si no lo veo, no lo creo'. Si a mí no me parece, no me gusta, no lo creo. Y la ciencia es todo lo contrario, es confiar en los otros y en que los otros hacen pruebas objetivas y los otros son independientes. Son jueces independientes", apostilla.

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Este planteamiento sorprende tanto a Del Pino como a Rojo que, mientras escuchan las explicaciones de los expertos, resaltan que si bien los terraplanistas no creen en la ciencia, sí confían en otras personas que piensan igual que ellos. "Ellos dividen el mundo en dos, endogrupo y exogrupo. Endogrupo es los que son como yo, y exogrupos son los que no son como yo. El narcisismo consiste en creer que yo soy mejor que los demás. Los demás están siendo engañados, son tontos, no son libres y hay unos seres malvados, puede ser el gobierno o los científicos, que los manipulan", afirma Gómez.

El experto reflexiona que esta realidad, conforme avanzan el siglo, va en "aumento" algo que a su juicio es "lógico" porque "el mundo se mueve". "Tenemos una cultura de la multitarea, de moverse muy deprisa. Hay un exceso de información. La complejidad de la información que recibimos cada vez es menos digerible y eso genera muchos analfabetos secundarios, es decir, personas que saben leer, que saben escribir, pero que no saben priorizar la información o discriminar la verdad de la mentira y que no tienen tiempo. La ciencia es un método lento, requiere el contraste de hipótesis, requiere la falsación, requiere el análisis. Y este tipo de personas tienen una mentalidad todo o nada. Es decir, si hay duda, si hay corrupción, si hay fallos, es que todo es mentira", concluye.

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