La cerveza artesana pierde fuelle tras un ajuste del mercado
En 2017 eran 521 las pequeñas fábricas de cerveza artesanal, una cifra que siete años después se ha reducido en un 35%
Auge y caída de la cerveza artesana: ¿Qué ha fallado?
Madrid
La cerveza es tras el agua y la leche la bebida más consumida por los españoles, además de la primera entre las alcohólicas. Un informe de la plataforma Statista aseguraba que a lo largo del año 2022 consumimos más de 900.000 litros de esta bebida, la mayor parte, casi 800.000, de cerveza con alcohol. Aunque muchos coincidimos en el placer de tomarnos una cerveza bien fresquita sentados en una terraza al sol, cada uno tiene su variedad preferida. A lo largo de la década pasada vimos crecer el consumo y la presencia de las cervezas artesanas, aquellas que su proceso, desde la fabricación al embotellado, se producen en la misma fábrica, y donde la intervención personal del maestro cervecero es el factor clave.
En 2010, David Castro fue uno de los pioneros del sector y fundó La Cibeles, en Leganés. Empezó haciendo cerveza en su casa, y "lo que al principio era un hobby se convirtió después en una realidad, en una fábrica de cerveza artesana". A lo largo de la década hubo un auténtico boom de la cerveza artesana. Después de varios años en los que la cerveza lager industrial dominaba el mercado, los españoles empezaron a pedir nuevas variedades.
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En 2017 eran 521 las empresas dedicadas a este sector, muchas de ellas nacidas con proyección a nivel local, exaltando los valores del consumidor más cercano, como era el caso de La Cibeles, que tomó este símbolo de la ciudad de Madrid como imagen de marca. En esa línea nacía también la cerveza Postiguet en Alicante, la Basqueland, en País Vasco, la Badúm en Peñíscola, la Curuxa en Galicia, La Sagra en Toledo, o la Dougall's en Cantabria. Esta última, según nos contaba su fundador, Andrew Dougall, nacía por la "necesidad egoísta de tener una buena cerveza".
El éxito de esta tendencia llamó la atención de las grandes cerveceras. Algunas crearon sus propias variedades artesanas o se sumaban al discurso de estas, dando mayor importancia a cada ingrediente. Otras, en cambio, entraron a formar parte del capital de estas pequeñas cerveceras, o incluso las absorbieron por completo. En el caso de La Cibeles fue la marca Heineken la que entró a formar parte del accionariado en 2018, encargándose de la distribución en locales del centro, lo que benefició en su momento a la marca, como explicaba David Castro.
Llega la pandemia y se acaba la época de bonanza. Toda la parte de distribución se cae debido al cierre de la hostelería, y sólo quedan los ingresos de los productos que se venden a supermercados. Estos ingresos también caen en picado porque suben los precios, y la cerveza artesana es un producto de mayor calidad, pero inevitablemente más caro. En la pandemia muchos se atrevieron a hacer su propia cerveza en casa. Labirratorium es una de las pocas tiendas que quedan en España en las que se pueden comprar los ingredientes para hacer cerveza casera. Su cabeza visible, Aurora Pérez, contaba que notaron un incremento de venta de ingredientes en esa etapa, aunque ahora el negocio está en una situación más complicada.
La crisis se ha hecho notar desde las pequeñas tiendas que venden a nivel local hasta en las grandes cerveceras. En los últimos años muchas han tenido que bajar la persiana del negocio. El caso más sonado es el de La Virgen, una marca madrileña que nació en 2011 y que echó el cierre el pasado mes de marzo, con pérdidas de más de 20 millones de euros. También en Madrid han caído Enigma, Madriz Hop Republic y Mad Brewing, y sólo en Alicante también cerraron la Postiguet, la Spigha de Alcoy, y Er Boquerón, que presumía de ser la primera cerveza elaborada con agua de mar.
Cerveza artesana ¿moda o evolución?
Israel García Montejo, director del medio especializado Factoría de Cerveza, explicaba, en referencia al cierre de La Virgen, que "al ser absorbidos por una gran empresa, las expectativas de la macroempresa chocaron con las del pequeño grupo de profesionales que montaron la fábrica inicialmente. Más allá de los problemas administrativos que hayan tenido, es una cuestión de expectativas". Respecto a la supervivencia del sector, Montejo pone el foco en la importancia de lo local, "hacerte fuerte en tu territorio, consumir producto kilómetro cero, y distribuir en los comercios y restaurantes de tu zona, de lo contrario, estás abocado a cerrar".
La clave está en generar unas expectativas acordes con el mercado existente. David Castro hablaba de la importancia de saber decrecer: "Hemos pasado de tener 24 personas en la compañía a 12, y hemos dejado de gastar dinero en marketing a restringirnos a la mínima expresión", explica el propietario de La Cibeles.