No sólo es Pedro Sánchez: otros líderes políticos que han sido víctima de ataques personales
Madrid/ París/ Washington
Desde hace un tiempo, varios líderes mundiales han pagado un alto precio por estar en política. Ya sea por el propio desgaste de la gestión en momentos complejos, por campañas orquestadas contra el líder o por ambas cosas a la vez, algunos casos han acabado en renuncias al cargo por sorpresa.
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En enero de 2023, vimos quebrarse en directo a una referente internacional del laborismo, la neozelandesa Jacinda Ardern que se despedía del cargo visiblemente afectada después de 5 años en los que gestionó una pandemia, un ataque terrorista contra varias mezquitas que generó tensiones entre la comunidad musulmana y un volcán. Ardern reconoció que se había quedado sin fuerzas para seguir, que no tenía "gasolina en el tanque", y reivindicó la humanidad de políticos como ella que también habían sufrido ataques machistas por ser mujer. Por entonces, ya llevaba circulando en redes desde hace meses el vídeo de Sanna Marin de fiesta con sus amigas.
La ex primera ministra de Finlandia, la más joven del mundo en acceder al cargo, terminó perdiendo las elecciones después de una campaña de desgaste por esas imágenes que se utilizaron para atacarla y hasta para sexualizar su imagen.
Ataques personales contra la mujer de Macron
En Francia, no sólo sufre ataques el presidente Emmanuel Macron, sino también su esposa. Desde 2021, corre el rumor de que Brigitte Macron en realidad es un hombre y que se ha mantenido en secreto desde que su marido llegó al Elíseo. Además, la diferencia de edad entre ambos, ella es 25 años mayor, ha sido aprovechada por la ultraderecha para fomentar la teoría del complot en blogs y redes sociales.
En Francia, este tipo de acusaciones se mantienen en un segundo plano porque los medios de referencia hablan menos de ello ya que el Estatuto del Presidente de la República lo mantiene mucho más protegido que en otros países. Macron confesó recientemente fuera de micrófono a algunos periodistas que estas campañas perturban la intimidad de su familia.
Recientemente, una de las activistas pro-Trump más conocidas, Candace Owens, publicó un vídeo visto por millones de personas en el que consideraba la supuesta transexualidad de Brigitte Macron como el mayor escándalo de la historia; una polémica que retroalimenta a su vez los ataques personales que los propagandistas prorrusos hacen a Macron.
Campañas habituales en Estados Unidos
Estas campañas contra el líder y su familia son habituales desde hace tiempo en Estados Unidos donde Donald Trump cultiva con esmero la estrategia de deshumanizar a su rival político. El apoyo recurrente con el que se refiere a Biden es el de "crooked Joe" (el "corrupto Joe") a pesar de que no se han encontrado pruebas que vinculen al actual presidente demócrata con los problemas judiciales de su hijo Hunter.
Trump utiliza ese caso para extender la sombra de sospecha a toda la familia y construir la imagen de un presidente corrupto al frente de la Casa Blanca. Acusa sin pruebas a todo el clan Biden de recibir dinero irregular del exterior y de ser sobornado.
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En Estados Unidos se fraguó el término “Lawfare” (que se traduce como “guerra judicial”). Es un término que ha ido consolidándose a medida que la Justicia ha sido determinante en la caída de líderes por casos que luego no se han demostrado o se han anulado. El caso más simbólico en América Latina es el de Lula da Silva, que fue condenado por sobornos, corrupción y blanqueo en un proceso que después anuló el Supremo brasileño al considerar que el proceso no había sido imparcial.
Más reciente ha sido la dimisión de Antonio Costa como primer ministro de Portugal. Fue en noviembre por la llamada "operación influencer" que han venido desmontando los jueces a pesar de la insistencia de la fiscalía.