"En menos de 50 metros hay un Burger, un McDonalds, un KFC y dos pizzerías": por qué nacer en un barrio obrero condiciona la salud de los niños

Madrid

Según varios estudios, de Save The Children y de la Fundación Gasol, nacer en un barrio obrero, un barrio trabajador, te condiciona desde que eres un niño. Los niños, niñas y adolescentes que viven en situación de vulnerabilidad socioeconómica practican menos actividad física, debido a la falta de acceso a entornos caminables y donde hacer deporte, según la Fundación Gasol. Y a la falta de actividad física se suma la mala alimentación: según Save the Children, el número de menores de hogares de rentas medias y bajas que consume dulces a diario casi dobla el de los hogares de renta alta.

Elsa vive en Vallecas con su marido y sus tres hijos, Mireia, Pablo y Tiago. Hemos acompañado a los cuatro desde la salida del colegio hasta la puerta de su casa. Por el camino, prácticamente nos tropezamos a cada paso con restaurantes de comida rápida: "Acabamos de pasar por el McDonald's, en la acera de enfrente literalmente tenemos el Burger King, que es donde muchos amigos de Thiago celebran los cumpleaños y, si seguimos la calle, a menos de 50 metros tenemos el Kentucky, a continuación el Popeye, un poquito más arriba las dos pizzerías... Es decir, que no caminamos ni cinco minutos y lo tenemos todo", nos cuenta Elsa.

"En este barrio comida rápida hay mucha no, bastante. La verdad es que el restaurante que más me gusta es el de 'pollo pollo'", añade Tiago, que tiene 8 años. Su madre nos explica: "Somos un barrio obrero, con gente trabajadora todo el día entrando y saliendo y esta es una opción "barata", así que a nosotros nos influye un poco negativamente, porque son opciones que tienen muy a mano todos los chavales desde muy pequeños, que tienen muy presente y que no es saludable".

Según Save the Children, los niños de familias de rentas medias y bajas tienen mayor probabilidad de tener sobrepeso u obesidad que los de rentas altas. Y el modelo de muchos barrios no ayuda: "Puedes comer por muy poquito dinero, lo que hace que sea una opción del día a día, que genera obesidad desde los más pequeñines y lo tienes en cada esquina del barrio: a las salidas y a las entradas del metro hay gente que te lo vende y en casi todas las paradas de metro siempre tienes un kebab que puedes comprar por dos euros y a veces por menos", dice Elsa.

"Las marcas les fidelizan desde pequeños"

Elsa intenta que sus hijos coman bien, que lleven una vida saludable, pero que cada dos pasos haya un restaurante de comida basura no ayuda: "Ellos desde muy pequeño ven esos logotipos y saben perfectamente lo que es y saben que hay opciones por un euro, son ellos mismos los que manejan mejor que nosotras la pantalla de los pedidos, te dicen que hay promociones en la aplicación del móvil... Las marcas ya les fidelizan desde pequeños".

"Me gusta más ir al Burger, pero el McDonald's está bien", dice Tiago. "¿Y qué te sueles pedir?". "Pues una cheeseburger, un Happy Meal... cosas de esas".

Elsa tiene suerte, porque además de intentar darles a sus hijos fruta, en su cole apuestan mucho por la vida saludable, por la comida sana y el deporte. Pero el peso de la falta de conciliación es muy grande: "los padres cuando llegan a casa a las 7 de la tarde lo que menos se ponen a pensar es si en el niño ha hecho deporte y cómo ha comido. Pues mira lo primero que haya y como haya. Es muy complicado conciliar, trabajar y que coman bien y hagan una vida saludable", nos explica. Y añade: "lo más fácil es comprar, si vienes corriendo del trabajo, un paquete de bollos que te cuesta 1,50, te vienen 6 unidades, les llena, les gusta, no te protestan y la merienda está hecha. Lo difícil es coger tu fruta, lavarla, pelarla...".

Solo el 40 % de los niños de barrios obreros hace deporte regularmente

El deporte también forma parte de la brecha. Según Save the Children, en más del 71% de los hogares de renta alta, los niños, niñas y adolescentes practican actividades físicas o deportivas regularmente (varias veces a la semana o al mes). Sin embargo, este nivel de actividad solo se consigue en un 41% de los hogares de renta baja, que en la mayoría de los casos no realizan ninguna actividad física o solo lo hacen ocasionalmente.

En Vallecas, "tenemos la suerte de tener bastantes zonas de parques, pero más bien infantiles. La opción de tres a cinco o seis años está bien cubierta, pero ya a partir de esa edad no hay tanta opción". Tiago, en esto, no está de acuerdo con su madre: "al lado de mi casa hay un parque enorme, entonces no me puedo quejar porque ese parque para mí es como vivir ahí". Elsa nos explica que "sí que tenemos unas pistas que son públicas, pero quitando ese espacio que, obviamente, está masificado, pues no hay más cercano otra opción, son todo parques infantiles".

Así que solo queda aprovechar el recreo. Tiago juega "el lunes, a bloques y combas; martes, baloncesto; miércoles, fútbol...". El patio del colegio y la extraescolares: "antes iba al fútbol los lunes, pero me he desapuntado y me voy a apuntar a baloncesto". Eso sí, para poder ir a extraescolares, hay que pagarlas.