Diez argumentos para combatir a los 'terraplanistas': de Eratóstenes a los eclipses lunares
Un decálogo de evidencias que niegan los amigos de las conspiraciones
La curvatura de la Tierra ha sido un tema de fascinación y estudio a lo largo de la historia. Desde los antiguos griegos hasta los modernos científicos, la evidencia de que vivimos en un planeta esférico es abrumadora. Estas son diez pruebas irrefutables de la redondez de la Tierra, respaldadas por experimentos, observaciones y teorías científicas. Sin embargo, todavía se pueden encontrar a personas que discuten esta evidencia. Son alrededor del 2%, a tenor de una encuesta realizada hace años en Estados Unidos por la plataforma YouGov.
Emilio Gómez, catedrático en Psicología, explicó en el programa 2124, realizado con motivo del centenario de la SER, que las personas que creen en este tipo de teorías conspirativas son "anti intelectuales" y "no toleran la incertidumbre". "Tienen lo que se llama necesidad de cierre, es decir, de encontrar explicaciones sencillas y que sean congruentes con sus creencias. Y otro es que desconfían de los demás, es decir, que son egocéntricos, narcisistas y que no creen nada que no sea compatible con su idea previa simplemente. Entonces, si unes estas características, el resultado es personas que se dejan guiar básicamente por su pensamiento de deseo", asegura. Estos son algunos conceptos que, según la ciencia, demuestran que están equivocados:
Curvatura del horizonte
Cuando miramos hacia el horizonte, la línea que parece separar el cielo de la tierra o del mar no está a una distancia infinita, sino que está relativamente cerca y varía según la altura desde la que se observe. Esta línea de visión es tangente a la superficie terrestre y limita lo que podemos ver debido a la curvatura del planeta. Para una persona de 1.80 metros de altura, el horizonte está a aproximadamente 4.789 metros. En astronomía, el concepto de horizonte se extiende al horizonte cósmico, que representa el límite del universo observable desde la Tierra.
Experimentos de Eratóstenes
Eratóstenes, un matemático y astrónomo griego del siglo III a.C., realizó experimentos pioneros que le permitieron calcular la circunferencia de la Tierra con asombrosa precisión. Utilizando observaciones del Sol y la geometría simple, Eratóstenes comparó las sombras proyectadas por varas verticales en dos ciudades egipcias, Alejandría y Siena, durante el solsticio de verano. Notó que mientras en Siena no se proyectaba sombra al mediodía, en Alejandría sí había una sombra, lo que indicaba una curvatura en la superficie terrestre. A partir de la diferencia angular de las sombras y la distancia entre las dos ciudades, Eratóstenes estimó la circunferencia total de la Tierra con un error menor al 2% del valor actualmente aceptado. Este experimento no solo demostró la redondez de la Tierra, sino que también estableció un método para medir grandes distancias a través de cálculos matemáticos, un legado que perdura en la ciencia moderna.
Fotografías desde el espacio
Las imágenes de la Tierra tomadas desde el espacio muestran claramente su forma esférica. Desde los primeros vuelos espaciales hasta las transmisiones en vivo de la Estación Espacial Internacional, estas fotografías son una prueba visual directa de la forma de nuestro planeta. La primera fotografía de la Tierra tomada desde el espacio se logró el 24 de octubre de 1946. Esta imagen histórica fue capturada por una cámara de 35 mm instalada en un cohete V2, que superó los 100.000 metros de altura. El ingeniero Clyde Holliday fue el responsable de desarrollar esta cámara para el Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins. La fotografía en blanco y negro muestra claramente la curvatura de la Tierra, ofreciendo una perspectiva nunca antes vista del planeta. Esta hazaña no solo marcó un hito en la fotografía y la exploración espacial, sino que también abrió un nuevo horizonte en la comprensión de nuestro lugar en el universo.
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Eclipses lunares
Los eclipses lunares ofrecen una evidencia visual convincente de que la Tierra es redonda. Durante un eclipse lunar, la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, proyectando su sombra sobre la superficie lunar. Esta sombra siempre aparece como un arco curvo en la Luna, lo que solo puede ocurrir si la Tierra es esférica. Además, si la Tierra fuera plana, la sombra sería una línea recta, lo cual nunca se observa durante estos eventos astronómicos. En cuanto a la frecuencia, los eclipses lunares pueden ocurrir de dos a cinco veces al año, aunque no todos son visibles desde cualquier punto de la Tierra. La variación en la frecuencia se debe a la inclinación de la órbita lunar y la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Los eclipses pueden ser totales, parciales o penumbrales, dependiendo de la alineación exacta de la Tierra, la Luna y el Sol. Un eclipse lunar total es particularmente notable, ya que la Luna adquiere un tono rojizo debido a la refracción de la luz solar a través de la atmósfera terrestre.
Viajes aéreos y marítimos
Los patrones de vuelo y navegación son evidencias claras de la forma esférica de la Tierra. Por ejemplo, los aviones siguen rutas basadas en la curvatura terrestre para optimizar el tiempo y el consumo de combustible. Además, la navegación marítima ha utilizado durante siglos la esfericidad de la Tierra para calcular rutas y evitar largas travesías. Observaciones empíricas, como la forma en que los barcos desaparecen en el horizonte de abajo hacia arriba o la variación de las constelaciones visibles según la latitud, también apoyan la redondez de la Tierra. Estos fenómenos no serían posibles en un modelo de Tierra plana, ya que contradicen las leyes de la física y la experiencia cotidiana en la navegación y el vuelo.
Satélites y comunicaciones
Los satélites funcionan bajo los principios de la física y la mecánica orbital, que se basan en la gravedad y la forma esférica de la Tierra. Si la Tierra fuera plana, los principios fundamentales de cómo los satélites se mantienen en órbita y cómo se calculan sus trayectorias tendrían que ser completamente diferentes. Los satélites están diseñados para orbitar alrededor de un cuerpo esférico debido a la manera en que la gravedad actúa sobre ellos, permitiéndoles seguir una trayectoria predecible y constante. Esto es crucial para funciones como la comunicación global, la navegación GPS y la observación terrestre, que dependen de la precisión de estas órbitas. Por lo tanto, si la Tierra no fuera esférica, el sistema actual de satélites simplemente no funcionaría como lo hace hoy en día. La evidencia científica y las observaciones empíricas han demostrado consistentemente que la Tierra es un esferoide oblato, y este conocimiento es fundamental para el diseño y funcionamiento de los satélites.
La gravedad
La teoría de la gravedad de Newton, conocida como la ley de la gravedad universal, establece que todos los cuerpos del universo se atraen entre sí con una fuerza que es directamente proporcional a sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa. Esta ley es fundamental para entender por qué la Tierra es redonda. La gravedad actúa como una fuerza que atrae todos los objetos hacia el centro de la Tierra, y debido a esta atracción uniforme en todas direcciones, la forma más estable y energéticamente favorable para la Tierra es ser esférica.
Observaciones astronómicas
Las constelaciones y su visibilidad en diferentes partes del mundo también demuestran la esfericidad de la Tierra. Algunas constelaciones solo pueden verse desde ciertos hemisferios, lo que indica que estamos mirando diferentes secciones de un espacio tridimensional.
La física de fluidos y la atmósfera
La forma en que los fluidos y gases se comportan en la Tierra también apunta a su forma esférica. La atmósfera se mantiene alrededor del planeta debido a la gravedad, y su comportamiento dinámico, como los patrones climáticos, solo tiene sentido en un planeta esférico.
Experimentos con láser
Los experimentos modernos, como el uso de láseres y niveles de agua, han confirmado la curvatura de la Tierra. Estos experimentos son precisos y repetibles, lo que proporciona evidencia científica sólida de la forma del planeta. Por ejemplo, los láseres pueden ser utilizados para medir la curvatura de la Tierra a través de experimentos de geodesia, donde se mide la distancia entre dos puntos con un nivel de precisión extremadamente alto. Además, los láseres han sido fundamentales en la tecnología de satélites, que capturan imágenes de la Tierra desde el espacio, mostrando claramente su forma esférica.
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