Víctor Manuel: "Ahora el abuelo Vítor soy yo. Mi nieto me sigue y corrige las letras, mientras mi nieta es más de escuchar pop coreano"

Madrid

Víctor Manuel (Mieres, 1947) es un misterio. Su trayectoria es seguida por miles de seguidores, pero también, y con el mismo ánimo febril, por los hijos y hasta los nietos de los primeros. ¿Qué tienen temas como "Asturias" (ya un himno); "Sólo pienso en ti" (la historia real basada en el amor eterno entre Mariluz y Antonio) o "El abuelo Vítor" (que era su abuelo, picador allá en la mina y a quien su mujer le escondía su tabaco) para seguir llegando transversalmente a todas las generaciones?

El periodista Nacho Carretero (Fariña) tiene su propia teoría: "Me encanta su música, sobre todo aquella relacionada con Asturias, la más temprana, con la que empezó a cantar. Mi padre es de Gijón y toda mi infancia en casa o en los viajes en el coche escuchábamos a Víctor Manuel y eso lo tengo grabado. Le debo mucho". Otro periodista, Luis García Gil, autor entre otros del libro Ana y Víctor. Latidos de un país, explica por su parte que "siempre fue más allá de un cantautor al uso, su música entera es reflejo de un espíritu inquieto y de un compromiso constante con el oficio de cantar y de trascender con su arte". ¿Y qué respuesta tiene Víctor Manuel a eso? "Son las canciones -dice sin dudar un instante- Las canciones son todo. Mis canciones hablan de cosas y circunstancias que todos sentimos, de un abuelo o de una discapacidad. Al final nos seguimos enamorando de las mismas cosas, aunque el lenguaje sea diferente", recalca.

Ahora el mítico Víctor Manuel, lejos de orillarse en la historia de la música actual, se pone delante de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias y el Coro de la Fundación Princesa de Asturias para sacar un disco (a la venta ya este viernes) e iniciar una gran gira (todavía con fechas abiertas) por toda España. "Lo de grabar un disco es muy aburrido. Yo siempre busco grabar en un estudio que esté dentro de una ciudad, así puedo escaparme y vivir la calle. Hay compañeros a los que grabar les encanta, pero yo prefiero girar". Y las razones contra ese sedentarismo las tiene claras: "Nunca hay un concierto igual a otro; nunca en un lugar suena igual; nunca el público es el mismo. Los hay muy receptivos y otros no tanto".

No resulta sin embargo fácil en una carrera tan larga decidir qué canciones se incluyen en un disco para la posteridad y cuáles se quedan fuera. Por qué no falta "El abuelo Vítor" y por qué no se incluye "En la planta 14". "Esa media -valora Víctor Manuel- lo da el tipo de gira. Un concierto sinfónico pide unas canciones y rechazar otras. Hay canciones que te obligan a frasear de manera diferente, hay que ir muy acompasados, ser muy precisos". Y es que con una orquesta sinfónica y un coro las canciones suenan diferentes, ganan por aplastamiento".

Centrados en esa canción, "El abuelo Vítor", que él considera fundacional en su estilo de cantar y componer, dice que curiosamente es un tema "que no quería grabar y publicar. Pensaba que la historia de mi abuelo no le interesaría a nadie. Un día se la canté a un amigo y se puso a llorar. Cuando le pregunté que por qué lloraba, él me dijo: 'Porque yo también tengo un abuelo'".

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El tiempo ha pasado y ahora, señala Víctor Manuel, "El abuelo Vítor soy yo". "Lo que ocurre es que a diferencia de él, que no besaba a sus nietos, yo soy muy sobón. Mi nieto pequeño me es muy fiel, me sigue mucho e incluso me corrige, me dice cantas esta letra y no deberías decir esto, sino esto otro. La nieta mayor va más a la suya, es muy de pop coreano".

Mientras algunos compañeros de carrera, muy próximos sentimentalmente a él, como Serrat o Miguel Ríos han anunciado ya su adiós a los escenarios o amagan con hacerlo... Víctor mira la meta con cierta displicencia. "No lo pienso. yo creo que el público es el único que te retira. Cuando nadie viene n a verte ya sabes que ese es el final. Eso y tener claro que lo que no puedes es dar pena en un escenario".

Víctor Manuel, ahora sinfónico y siempre eterno.