Mujer, científica, africana
Hablamos con dos mujeres que sortean un triple obstáculo en su vida cotidiana, el de ser mujer dedicada a la ciencia en África
Mujer, científica, africana
Gloria Dada es del norte de Nigeria, un lugar que describe como acogedor, pero con importantes desafíos, como la dificultad de ganarse la vida. Lydia Mosi, por su parte, es de Ghana, la que llaman “la puerta de África”. La capital, Acra, cerca del mar, vive del comercio, los negocios y la industria pesquera, aunque no se libra de “los problemas del tercer mundo”. En zonas del mundo como las que describen, el futuro de las niñas muchas veces les viene decidido desde muy pequeñas. Lydia y Gloria cuentan que tuvieron la fortuna de que sus padres tuvieron educación, por lo que les dejaron decidir a qué dedicarse. Gloria es ahora profesora asociada de bioquímica de la Universidad Ahmadu Bello de Nigeria, y Lydia es profesora asociada de biología celular y molecular de la universidad de Ghana. Han protagonizado el documental ‘Think outside the box’, que retrata las dificultades que tienen que afrontar como mujeres africanas dedicadas a la ciencia.
Lydia, que siempre había soñado con ser granjera y agricultora, aceptó el consejo de su madre que la animaba a convertirse en médico. Pero al no pasar las pruebas y con su gran expediente cambió a bioquímica y amplió sus estudios a un grado combinado con zoología. En su último año de universidad empezó a trabajar en una enfermedad tropical sobre la que sigue investigando. También se enfoca en la investigación la carrera de Gloria, en concreto sobre enfermedades tropicales desatendidas. Ella se fue interesando por la ciencia con el tiempo y gracias al tutor que le enseñaba a ella y a su hermano después de clase. Ambas destacan el apoyo y la libertad que les dieron sus familias para convertirse en quienes son hoy.
Aun así, sumidas como crecieron en una sociedad patriarcal, han percibido esa “toxicidad en el ambiente”, dice Gloria, que todavía sigue presente. “No es precisamente fácil ser una mujer en ese tipo de sociedades, porque las normas y las expectativas que hay sobre el comportamiento de las mujeres en algunas cosas te marcan en todos los aspectos”. Le sorprende como, por ejemplo, las mujeres no hablan como norma, aunque no se les impida abiertamente. “Hay ciertas micro agresiones y prejuicios implícitos en la sociedad por los que simplemente te quedas callada. Sigues la corriente”, añade.
Sumergidas como están en el estudio de enfermedades, lamentan que no han tenido nunca suficientes recursos. “Nuestros gobiernos no están dando prioridad a la investigación o a la educación. Los recursos no están ahí. La mayor parte del apoyo que he recibido durante mi investigación ha sido de Occidente”, asegura Gloria. Ghana también carece de un plan de investigación estatal o una fundación o un plan que financie la investigación científica, en experiencia de Lydia. En esas condiciones, explica, debe competir con investigadores de todo el mundo, de Cambridge, Yale, o la Johns Hopkins, con grandes recursos. Y, pese a todo, compiten con una ciencia “de primera categoría”.
Es por eso que las científicas tienen que usar su ingenio y creatividad para realizar su trabajo, como se refleja en el documental que ha producido la Fundación Anesvad. María González, quien ha formado parte de la producción del proyecto, señala que el descubrimiento de Gloria, Lydia y las otras trece mujeres que aparecen en ‘Think outside the box’ ha sido el broche a su trabajo contra las enfermedades tropicales desatendidas, para sensibilizar sobre estas enfermedades y el estigma que conllevan.
Para destacar en un ámbito científico de alto nivel que, incluso en Occidente está reservado mayoritariamente a los hombres, Lydia asegura que “se trabaja el doble para lograr mejores resultados. Se planea el doble de rápido y con el doble de firmeza para lograr resultados comparables a tus principales compatriotas masculinos. Solemos dormir menos y luego trabajamos con un equipo. No puedo insistir más en lo necesarias que son las pruebas para tener un buen equipo de asistentes en tu investigación, estudiantes e incluso colegas que crean en lo que estás haciendo para respaldar el trabajo que haces”, explica.
Gloria añade que se debe también mirar desde el ángulo de la representación de las mujeres en el mundo académico, en las instituciones de investigación, en los consorcios... “En todos esos foros las mujeres están infrarrepresentadas, su presencia es bastante baja y en algunos casos inexistente”, subraya. Así, se ven obligadas a competir con los pocos recursos que tienen disponibles y “jugándose mucho”. En los casos en los que además son madres, la competencia se complica aún más.
Su pasión y su esfuerzo dan esperanza a niñas que ven en ellas referentes. Lydia insiste en que se debe cambiar el statu quo tanto con los hombres como con las mujeres, “para que la próxima generación aprecie mejor a las mujeres y las apoye y les brinde el tipo de apoyo que necesiten”.
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