El presidente de Eslovaquia, Robert Fico, ha vuelto a pasar este viernes por quirófano y su estado tras el atentado del pasado miércoles sigue siendo «realmente grave», según un comunicado conjunto del Gobierno y del hospital que atiende al mandatario. La operación de este viernes se ha centrado en la «eliminación del tejido necrótico» provocado por los disparos que recibió hace dos días, según han hecho saber el viceprimer ministro del país, Robert Kalinák, y la directora del hospital Banská Bystrica. El paciente sigue consciente, estabilizado, pero su estado sigue siendo realmente grave, ha hecho saber la directora del hospital en el comunicado, recogido por la agencia TASR. Por el momento, su estado de salud no permite aún que sea trasladado a la capital, Bratislava. Fico pudo hablar brevemente con el presidente entrante, Peter Pellegrini, con el que no trató asuntos políticos, sino «temas personales». «Fue un encuentro muy humano y emotivo», señaló Pellegrini. Un hombre de 71 años, Juraj Cintula, que ha sido acusado de intento premeditado de homicidio, disparó contra Fico después de un Consejo de Ministros en la localidad de Handlová, en el centro del país. Cintula, procedente de una región de alto desempleo por el cierre de minas de carbón, participó en varias protestas contra el Gobierno de Fico organizadas por la oposición desde el pasado mes de diciembre. Las manifestaciones multitudinarias protestaban por la abolición de la Fiscalía Anticorrupción, que investigaba a personas cercanas a Fico; los planes para cerrar el ente público de radiotelevisión y las medidas en marcha contra las ONG para que revelen su financiación extranjera, similares a iniciativas impuestas en Rusia y Hungría. El proceso de radicalización del agresor aumentó tras las elecciones presidenciales, en las que ganó Pellegrini, un antiguo correligionario de Fico. La polarización política que vive el país ha llevado a la presidenta saliente, Zuzana Caputova, a convocar a todos los líderes parlamentarios para hacer un llamamiento a la calma. La polarización política y social ya existente en Eslovaquia desde antes de la pandemia de la covid ha aumentado desde el regreso al poder, el pasado octubre, de Fico al frente de una coalición de nacionalistas de izquierdas y ultraderechistas.