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Cuánto se lavan, a qué temperatura o con qué jabón: cómo evitar los hongos (y sus nocivos efectos) en las brochas de maquillaje

El cuidado de estos utensilios es clave para prevenir ciertas complicaciones en la piel

Una persona lava sus brochas de maquillaje. / Dmytro Pokulityi

Madrid

En la era del cuidado personal, nadie pone en duda que un skincare adecuado es básico para tener la piel en un óptimo estado. La limpieza del cutis, desmaquillarse siempre antes de dormir o usar protector solar son algunos de los pasos imprescindibles para mantener la dermis a punto y evitar, entre otras cosas, que aparezca acné, manchas o retrasar el envejecimiento natural. Sin embargo, hay otros elementos que influyen en la salud de la piel y que a veces pasan desapercibidos como, por ejemplo, la higiene de la funda de la almohada, la de la toalla facial o, mucho más crucial, la de los utensilios empleados para maquillarse.

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Estas herramientas son usadas a diario sobre el rostro y no siempre se limpian de la forma más adecuada. Los pinceles, borlas o esponjas acumulan todo tipo de residuos y no solo los que provienen directamente de los productos como tal. Las células muertas, los restos de piel o incluso el polvo se acumulan en ellas y da lugar a la proliferación de bacterias y microorganismos. De hecho, recientemente se han hecho virales vídeos en redes sociales en los que se ve a usuarios abriendo sus brochas y descubriendo que en su interior han proliferado incluso hongos. Y esto pueden tener efectos "realmente negativos y nocivos para la piel", como detalla la dermatóloga de la Clínica Dr. Morales Raya, Úrsula Rodríguez.

"Pueden provocar la aparición de acné, la obstrucción y mayor suciedad en los poros. En casos extremos, existe la posibilidad de infecciones locales y la aparición de irritaciones en la piel, como pueden ser dermatitis o eccemas", detalla la experta. La limpieza de estos utensilios no solo es clave para la salud de la dermis, también lo es para prolongar la vida útil de las mismas y a la vez tener más calidad en el resultado final del maquillaje. En este sentido, es esencial la frecuencia con la que se lavan, pero también la manera de hacerlo.

¿Cada cuánto deberían limpiarse?

Rodríguez detalla que lo más adecuado sería limpiarlas "al menos cada dos semanas", pero eso sería en el caso más extremo. "Idealmente se recomienda hacerlo una vez a la semana", añade. Esta es la frecuencia aconsejada en el caso de brochas para polvos sueltos, translúcidos, bronceadores o colorete. Esto, sin embargo, no es aplicable a los cepillos específicos para base de maquillaje que deberían lavarse "a diario o como mucho cada dos días".

¿Cómo debe hacerse?

"Lo ideal es limpiarlos con agua tibia y un jabón de pH lo más neutro posible o también con algún jabón líquido específico para ello", explica la experta, aunque hay que tener varias cosas en cuenta. Lo primero, la manera de hacerlo para que la suciedad salga por completo sin dañarlos. "Se realiza mediante movimientos circulares suaves hasta que las cerdas queden completamente limpias". Para saber que ya lo están, la clave es ver que el agua al aclararlas ya no suelta ningún residuo. Luego tienen que dejarse secar, por completo, sobre una superficie también limpia. Finalmente hay que guardarlas preferiblemente en un recipiente cerrado para evitar al máximo su contacto con otros objetos.

La dermatóloga apostilla que, además, pueden usarse para esta función aceites desmaquillantes. "Esto es especialmente interesante, sobre todo, para la limpieza de brochas destinadas a bases y correctores de maquillaje". Tampoco hay que descartar aquellos productos que se venden específicamente para limpieza en seco, generalmente en forma de spray. "Se van a pulverizar directamente sobre las brochas y suelen ser muy útiles, sobre todo, cuando no disponemos de suficiente tiempo para realizar un lavado más profundo", aunque, remarca, esto es una solución de emergencia y no sustituye un lavado en profundidad.

Todos los utensilios, en cualquier caso, tienen que limpiarse de la misma manera, pero sí existen algunas consideraciones pensadas para aquellas brochas o pinceles que están en contacto con las mucosas, como labios u ojos. "En este caso se aconseja preferiblemente la limpieza desinfectándolas con alcohol", matiza. Las esponjas usadas para la base de maquillaje también tienen un cuidado especial. "Dado que van a absorber mucha más cantidad de producto que, por ejemplo, una brocha, van a requerir más tiempo de lavado. Es necesario hacerlo a conciencia hasta que el agua salga completamente transparente. Se van a presionar suavemente hasta que la suciedad se haya ido por completo", sostiene.

¿Es recomendable hacerlo manualmente o con aparatos específicos?

Recientemente se han vuelto muy virales en redes sociales vídeos en los que algunos usuarios limpian sus brochas apoyándose en ciertas herramientas específicas para tal función. Las hay de varios tipos, algunas manuales y otras automáticas, que prometen una higiene más profunda y a la vez más rápida que hacerlo solo con el uso de las manos.

"Existen múltiples limpiadores mecánicos específicos para la limpieza de estos materiales de belleza como alfombrillas de silicona, tazas de limpieza también hechas de silicona o incluso limpiadores de brochas eléctricos que tienen un motor giratorio. No siendo estrictamente obligatorios, todo va a depender de los gustos y del tiempo disponible de cada paciente", agrega Rodríguez.

¿Hay una frecuencia determinada para tirarlas?

El tiempo de vida útil de estos utensilios va estrechamente relacionada al trato que reciban. "Va a depender mucho del uso de cada brocha y del material del que estén hechas. Obviamente, una brocha de maquillaje que se usa a diario no va a durar igual que otra que se usa tan solo los fines de semana", afirma. No obstante, también influye la calidad de la misma. "Si son buenas, pueden tener un ciclo de vida relativamente largo, pudiendo durar hasta diez años, sobre todo, si son de materiales sintéticos. Las de pelo natural suelen durar menos, teniendo que descartarlas en el momento en que empiecen a perderlos", sugiere.

¿En qué hay que fijarse para comprar una buena brocha?

"En general, las brochas pueden estar fabricadas con pelo natural de animal o bien con pelo sintético. La elección de una u otra va a depender fundamentalmente del uso que le vayamos a dar", agrega. La experta asegura que en el caso del pelo natural es preferible para los productos en polvo porque lo atrapa mejor y también retiene más los pigmentos de color "debido a su porosidad". Por su parte, el pelo de fibra sintética es ideal para productos más grasos, como pueden ser "cremas o fluidos que se van a usar fundamentalmente para base de maquillaje".

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Minerva Marcos López

Periodista en la sección digital de la SER. Antes...