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"Más débiles y más cansadas": las águilas también huyen de las bombas de la guerra de Ucrania

Un estudio revela por primera vez el impacto de los conflictos en curso en la migración de una especie en peligro de extinción: las águilas vuelan más tiempo y llegan más débiles a las zonas de reproducción

Un águila moteada // Hari K Patibanda

Un águila moteada // Hari K Patibanda

En una pantalla, un dispositivo GPS marca el vuelo de un águila que lo lleva sujeto en una de sus patas. Son los primeros días de marzo de 2022. De repente, el águila no sigue el trayecto del año pasado. Se desvía y se desvía. Vuela en círculos. Se para. Cambia de dirección. Sin embargo, los ornitólogos que la siguen no están desconcertados. Hay una explicación: el águila estaba intentando cruzando de sur a norte el territorio de Ucrania en plena invasión.

En más de dos años de contienda, ha habido sobre suelo ucraniano más de 17.000 batallas, miles de muertos, y más 70.200 ataques con bombas, según el Proyecto de Datos de Conflictos Armados (ACLED). La guerra ha causado un enorme sufrimiento entre la población civil. Al mismo tiempo, los daños en la naturaleza del conflicto son enormes y están poco medidos todavía. Un grupo de águilas moteadas, que ya estaba en seguimiento previamente con sistemas GPS, son la primera especie en explicar lo grande que es ese daño.

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Un equipo de investigadores de la Universidad de East Anglia, el British Trust for Ornithology y la Universidad de Ciencias de la Vida de Estonia han comparado las migraciones de esta especie a través de Ucrania, antes y después de que Ucrania fuera invadida por Rusia en febrero de 2022. Ucrania es una zona de paso clave entre las zonas de invernada en el sur de Europa y África oriental y las zonas de reproducción en el sur de Bielorrusia.

Hasta el inicio de las hostilidades, los cambios en las rutas migratorias de los pájaros tenían que ver con el mal tiempo, la sequía o los cambios en el uso de la tierra. Las aves migratorias se ven muy afectadas por los cambios en los puntos de parada tradicionales. Si se varía o destruye uno de ellos, estas especies se desorientan y varían sus rutas.

Sin embargo, durante los primeros meses de la invasión, en los meses de marzo y abril, las aves estuvieron expuestas "a múltiples eventos de conflicto a lo largo de su viaje": fuego de artillería, aviones, disparos de tanques y otras armas, y -sobre todo- "un número sin precedentes de soldados que se movieron por el paisaje y caravanas de civiles desplazados".

Los investigadores compararon el comportamiento migratorio de las aves en este contexto con el de años anteriores. Y su conclusión, que han publicado en la revista Current Biology, revelan que las águilas "se desviaron en gran medida de sus rutas migratorias tradicionales y que pasaron menos tiempo deteniéndose en sus sitios habituales o -directamente- los evitaron por completo".

Los cambios provocaron que las águilas "tenían que volar durante tiempo y haciendo distancias más largas". Y eso provocó, explican, "que durante dos años estén llegando a sus zonas de anidación más tarde de lo habitual" y más débiles. Los ornitólogos explican que "les provocó una reducción de la condición física" y, por tanto, "menos posibilidades de tener una reproducción exitosa".

Los resultados: las hembras, más afectadas

Lo primero es que muchas menos aves hicieron parada en territorio ucraniano Ucrania antes de regresar a sus zonas de cría. Solo un 30% hicieron escalas, en comparación con el 90% que lo hacían antes, en el periodo entre 2018-2021. Durante 2022 ningún águila descendió para descansar en uno de los puntos de escala que hasta ese momento eran muy habituales, la Polisa ucraniana.

Mapa de Ucrania con las rutas de las águilas señaladas. Crédito: Charlie Russell

Mapa de Ucrania con las rutas de las águilas señaladas. Crédito: Charlie Russell

Mapa de Ucrania con las rutas de las águilas señaladas. Crédito: Charlie Russell

Mapa de Ucrania con las rutas de las águilas señaladas. Crédito: Charlie Russell

El equipo descubrió que las aves hacían muchos más kilómetros en vuelo (de media, 85 kilómetros más) y que estaban en el aire durante mucho más tiempo para llegar a las zonas de cría. Las hembras de la especie son las han variado más sus rutas. Las madres son las que marcaron 246 horas de vuelo frente a las 193 horas que hacían antes del conflicto. En los machos, también creció la cifra hasta las 181 horas en comparación con las 125 antes del conflicto.

Los investigadores apuntan a que esta diferencia entre machos y hembras se debe a que los machos hacen un viaje más largo desde las zonas de invernada en el este de África antes de llegar a Ucrania y que las hembras migran desde Grecia y llegan algo menos cansadas. En todo caso, esta disparidad entre sexos puede provocar problemas porque "un número desproporcionado de uno de los dos sexos afecta gravemente a las posibilidades de reproducción del otro".

"Nuestros hallazgos muestran cómo la perturbación humana puede afectar de forma muy importante a la vida silvestre", ha dicho Adham Ashton-Butt, ecólogo investigador principal de BTO. El autor principal del estudio, Charlie Russell, investigador de posgrado de la Facultad de Ciencias Ambientales de la UEA, ha explicado que "para los individuos que se reproducen en estas áreas, u otras especies que son menos capaces de responder a las perturbaciones, es probable que los impactos sean mucho mayores".

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Javier Ruiz Martínez

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Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...

 
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