Pende de un hilo la continuidad de Xavi Hernández al frente del banquillo del FC Barcelona pese a haber ratificado su segunda posición en Liga con una semana de margen. El entrenador se reunión brevemente con su presidente, Joan Laporta, nada más vencer en la última jornada al Rayo Vallecano, aunque la conversación sobre su futuro quedó pendiente para más adelante. Sin poder descartarse todavía cualquier escenario al respecto en Can Barça debido a la reciente sucesión de acontecimientos, «El Bar» ha recordado el tiempo que lleva alargándose este «tira y afloja». Manolo Romero, exojeador del Real Madrid, tachó el desencuentro de la previa de Amberes como el primer detonante de inestabilidad de puertas hacia adentro. Puso sobre la mesa Sique Rodríguez esta cuestión repasando el estado actual de los planes de la directiva culé: «Xavi no convence. Laporta sigue pensando en cargárselo, pero yo no pondría la mano en el fuego». El técnico, que en enero había anunciado públicamente su marcha del club en cuanto finalizase el curso, rectificó su decisión hace menos de un mes. Lo manifestó en una rueda de prensa conjunta con el presidente, que lo arropó señalándole como el idóneo para el puesto hablando de un proyecto aún inacabado. Sin embargo, las dudas que han vuelto a brotar no sorprenden a Manolo Romero, quien declaró que sus rencillas vienen de lejos: «Viene ya de las elecciones, que no era el hombre de Laporta, y luego el gran error que cometió Xavi», confesó en el programa. «Fue el día que le cambian la convocatoria para el partido contra el Amberes. Ese fue el gran error que ha tenido Xavi, tenía que haber dedo un puñetazo sobre la mesa y decir aquí en este equipo mando yo y si no me queréis...», apuntó, retrocediendo a aquel mes de diciembre en el que el entrenador anunció una convocatoria sin Gündogan, Araujo ni Lewandowski y horas después se vio obligado a cambiarla, reclutando a todos ellos. En cuanto al papel de Joan Laporta este domingo al término del partido de Montjuic, el periodista de la Cadena SER Adrià Albets plasmó que el presidente se encontraba atravesando un proceso febril. Por este motivo, ni su reunión con el técnico fue muy duradera -más allá de felicitarle por la victoria y por el subcampeonato amarrado- ni su gestualidad era la más enérgica. Las charlas sobre el futuro del Barça en juego siguen pendientes.