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El orgullo de pertenecer a Iberia

Uno de los principales valores de una compañía, grande o pequeña, es el capital humano, sus trabajadores. En esta, además, encontramos sagas familiares. Padres, hijos e incluso nietos que han apostado no sólo por el mismo trabajo, también por la misma empresa

El orgullo de pertenecer a Iberia

Madrid

Visitamos las instalaciones de Iberia en La Muñoza, 220.000 metros cuadrados de lo que fue hace décadas una explotación ganadera, a la que debe su nombre, situados en la margen derecha del río Jarama. Aquí hay 5 hangares gigantescos dedicados al mantenimiento de aviones. El número 6 tiene capacidad para albergar hasta 10 aviones de forma simultánea. Cuando se construyó, en los años 90, obtuvo el récord Guiness por ser el mayor espacio diáfano sin pilares de toda Europa. En La Muñoza trabajan más de 2.700 empleados, uno de ellos es Javier Calvo, TMA jefe de pintura, TMA son las siglas de Técnico de Mantenimiento Aeronaútico, antes que él fue su padre, Enrique, quien ocupó ese cargo.

Javier cuenta que creció escuchando las bondades de Iberia en boca de su padre. El padre, Enrique, entró en la compañía un 3 de enero de 1970, lo recuerda perfectamente, y también, pese a los años transcurridos, que él no quería trabajar en una empresa grande sino seguir con un pequeño negocio que había montado con un amigo. Pero, su socio decidió que le convenía probar suerte en la convocatoria de empleo que en 1969 lanzó Iberia. Aunque no quería dice que le enredaron y acabó presentándose a las pruebas, una teórica y una práctica. En esta última, consistía en hacer un letrero, fue el número uno. Doce años después se convirtió en TMA jefe de pintura. La misma responsabilidad que hoy tiene su hijo Javier y eso les llena de orgullo a los dos. Pero, además, me cuenta Enrique, que en estos momentos su nieta, graduada en filología hispánica, está pensando en hacer un grado superior de FP para acceder a un puesto de TMA en Iberia.