'Veinte mil leguas de viaje submarino', la gran novela del capitán Nemo
Publicada al completo en 1870, la obra de Julio Verne presenta uno de los mejores personajes de la literatura universal
'Veinte mil leguas de viaje submarino', la gran novela del capitán Nemo
Jules Verne, nació en Nantes en 1828 y fallecido en Amiens en 1905. Fue novelista y dramaturgo. Entre sus novelas más famosas destacan 'Cinco semanas en globo', 'La vuelta al mundo en 80 días', 'Viaje al centro de la Tierra', 'Los hijos del capitán Grant', 'Miguel Strogoff' o 'La isla misteriosa', hasta un total de 62 novelas publicadas en vida inscritas en la colección 'Viajes Extraordinarios'.
'Veinte mil leguas de viaje submarino' se publicó por entregas entre el 20 de marzo de 1869 hasta el 20 de junio de 1870. De manera íntegra, la obra fue publicada en Francia en dos partes. Es una novela deliciosa, divertida, emocionante y tiene al que seguramente es uno de los mejores personajes de la literatura universal.
La conmemoración en 1978 del ciento cincuenta aniversario del nacimiento de Julio Verne en Francia confirmó la legítima adscripción de Verne al ámbito de la pura literatura, si bien con un lugar muy específico en ella. En realidad, Verne tiene poco que ver con la ciencia ficción. Michel Serres afirma que el contenido «científico» de los relatos de Verne estaba ya generalmente superado por la ciencia en el momento de la aparición de los mismos. Las fuentes de información utilizadas por Verne eran meros textos de divulgación. En 'Veinte mil leguas de viaje submarino' hay abundantes muestras de ello. Verne describe más felizmente lo que imagina que lo que ve.
El capitán Nemo es el personaje absoluto de Verne. El mismo Julio Verne lo explicaba así: "Me ha venido una buena idea que surge del tema. Es necesario que este desconocido no tenga ninguna relación con la humanidad de la que se ha apartado. No está ya en la tierra y no la necesita. El mar le basta, el mar le provee de todo, de ropas y comida. Jamás pone los pies en un continente; habrían de desaparecer islas y continentes bajo un nuevo diluvio universal y seguiría viviendo igual, y puede creerme si le digo que su arca estará un poco mejor instalada que la de Noé. Creo que esta situación absoluta dará mucho relieve a la obra".
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Nemo representa el placer del encierro, de la instalación en la clausura, que Roland Barthes define como «el sueño existencial de la infancia y de Verne», y que halla en el Nautilus la «caverna adorable», en la que «el placer del encierro alcanza su paroxismo cuando en el seno de esa interioridad sin fisura es posible ver por un gran cristal el vago exterior de las aguas, y definir así en un mismo gesto lo interior por su contrario».
El nombre de Nemo, eco de la respuesta dada por Odiseo a Polifemo al inquirir éste su identidad –«Yo me llamo Nadie (Nemo)»–; la alusión a los relatos homéricos al hablar de Ned Land; los viajes de Nemo que, como los de Ulises, componen un diccionario geográfico, etc., han fundamentado las numerosas referencias que a partir de esta obra se han establecido con la epopeya homérica. Más profunda es la que traza la sutil Telemaquia o búsqueda del padre sublime o espiritual que impulsa a Aronnax hacia Nemo. Una búsqueda que incluye una serie de secuencias en las que pueden reconocerse las pruebas rituales iniciáticas, pues la mitología es omnipresente en Verne. Nemo es la figura del padre. Las relaciones de Aronnax con Nemo son la de un hijo con el padre todopoderoso.
Este artículo contiene fragmentos del prólogo de Miguel Salabert a la edición de Alianza Editorial.