Un avión Airbus A320 de la compañía Austrian Airlines volaba este domingo entre Palma y Viena cuando, ya en la última etapa de su viaje, se topó con una tormenta de granizo. El fenómeno no solo dificultó la visibilidad de los pilotos de cara a la maniobra de descenso, sino que fue de tal violencia que destrozó el morro de la aeronave y provocó graves daños en la cara exterior del parabrisas. Afortunadamente, el vuelo OS434 con 173 pasajeros y seis tripulantes a bordo, que había despegado de la capital balear a las 15:56, logró tomar tierra en el aeropuerto austriaco, sin que se conozcan heridos. Sin embargo, los pilotos tuvieron que solicitar prioridad para aterrizar en Viena y el aeropuerto activó los protocolos de emergencia. «El avión quedó atrapado en una tormenta durante su aproximación a Viena, que según la tripulación de cabina no era visible en el radar meteorológico», informa la aerolínea Austrian Airlines citada por CNN. «Según la información actual, las dos ventanas delanteras de la cabina del avión, el morro del avión, el radar meteorológico y algunos paneles resultaron dañados por el granizo». Las fotos publicadas en las redes sociales no dejan dudas de la magnitud de los destrozos y la compañía está revisando el aparato para realizar una evaluación específica de los daños que permita fijar su coste, que podría ser suficientemente alto como para ser desmantelado. La importancia del impacto de las inclemencias meteorológicas sobre la aviación civil se ha puesto de manifiesto recientemente en el episodio de un avión de pasajeros de Singapore Airlines, donde una persona murió y decenas resultaron heridas, que tuvo que aterrizar de emergencia en Bangkok (Tailandia) debido a las malas condiciones climáticas.