Miopía
"Llegó a nuestro diccionario muy tarde, en 1899, a las puertas del siglo XX. Ochenta años antes, en 1817, habían registrado los académicos al individuo, al miope, con una sencilla definición: "el que es corto de vista"
Miopía
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Madrid
La palabra miopía nos llegó del griego, previo paso por el latín, casi sin tocar: "myopia", escrita la primera i con y. Parece que está documentada desde que la escribiera un médico bizantino en el siglo VI, y sería una abreviación de "miopiasis", documentada dos siglos antes. Sin embargo, llegó a nuestro diccionario muy tarde, en 1899, a las puertas del siglo XX. Ochenta años antes, en 1817, habían registrado los académicos al individuo, al miope, con una sencilla definición: "el que es corto de vista". La escueta descripción recoge el espíritu de los textos clásicos que venían a decir que el miope ve lo pequeño si está cerca pero no ve lo grande si está lejos.
Lo curioso de la etimología de la palabra es que es muy precisa, pero no nombra el defecto visual, sino su manifestación física. Porque el término está construido con el verbo "myó", cerrar, y con la terminación "ops", que está relacionada con la vista o con los ojos y que encontramos en palabras como cíclope, aquel monstruo mítico que tenía un solo ojo circular. Y es que entrecerrar los ojos es un gesto que hacemos los miopes para intentar mejorar la visión lejana si no tenemos gafas o hemos olvidado colocarnos las lentillas. Miopía, con el paso del tiempo, adquirió una acepción metafórica. Y así llamamos miope al que es corto de alcance o de miras. Los defectos visuales nunca han tenido buena prensa. Que se lo digan a los ciegos o a los tuertos que han alimentado, a su pesar, todo tipo de chanzas.