Cristiano Ronaldo llora desconsolado tras fallar un penalti durante la prórroga del Portugal - Eslovenia
El '7' deja una de las imágenes de la Eurocopa en su intento por lograr el récord de anotar en seis torneos seguidos
Es una de las imágenes de la Eurocopa. Cristiano Ronaldo, icono de toda una generación y máximo goleador de la selección de Portugal, llorando desconsoladamente en el césped del Deustche Bank Park de Frankfurt en el que se celebra el partido entre la selección lusa y Eslovenia. Corría el minuto 105, primera parte de la prórroga después de que ninguno de los dos equipos rompiera la igualdad en el tiempo reglamentario. Penalti a favor de Portugal. Cristiano Ronaldo, en otros tiempos especialista de este tipo de ocasiones, encaró el balón. Le pegó fuerte y ajustado al palo derecho, pero Oblak se hizo gigante y llegó a meter las manoplas para evitar el gol.
Era el gol decisivo para Portugal, ese que podía poner la prórroga de cara justo antes del descanso y que podría evitar también la temida tanta de penaltis. Pero Cristiano no convirtió, o mejor dicho, Oblak y su milagrosa intervención no le dejaron hacerlo. El delantero portugués, que se había frustrado durante todo el partido al no conseguir embocar ninguna de sus ocasiones de jugada o a balón parado, no podía creerlo. El árbitro señalaba el descanso de la prórroga y Cristiano, que sentía la presión de un país en sus hombros como tantas veces antes, se echaba a llorar.
La imagen del contraste demostraba dos piñas muy diferentes en las dos selecciones. Oblak, crecido con la parada, motivaba a sus compañeros entre gritos y arengas. A pocos metros de allí, toda la selección de Portugal rodeaba a un Cristiano descompuesto que no podía contener las lágrimas. La prórroga se retomaba después del breve descanso y el fútbol continuaba. Eslovenia encontraba su propia ocasión tras un fallo de Pepe que dejaba a Sesko en el mano a mano ante Diogo Costa, pero el arquero del Oporto sacaba un pie milagroso para evitar un gol demoledor.
Sin tiempo para mucho más, el tiempo de la prórroga llegaba a su final y daba paso a la lotería de los penaltis. Pero un jugador sobre el campo sabía que, en sus botas, había estado la posibilidad de evitar esa peligrosa suerte. Cristiano Ronaldo recibía la venganza de un Jan Oblak que no pudo atajar el penalti decisivo del luso en la final de la Champions de Milán, pero que, en un disparo colocado de forma similar, dejaba la que puede pasar a la historia como la parada de su carrera.