La extrema derecha toma el control del gobierno de Países Bajos y escoge a ministras acusadas de comentarios racistas

Países Bajos se suma desde esta semana a la lista de países europeos en los que gobierna la extrema derecha. Este lunes se ha celebrado la primera reunión del nuevo Consejo de Ministros y se ha confirmado el reparto de carteras, y mañana martes se presenta de modo oficial el nuevo ejecutivo en el que el PVV del ultra Geert Wilders liderará un tercio de los ministerios.

El acuerdo alcanzado con conservadores, liberales y miembros de un partido que defiende a los agricultores neerlandeses excluye al propio Wilders del gobierno, pero será quien tendrá en realidad el timón de un ejecutivo a cuyo frente se sitúa a Dick Schoof, un técnico con amplía experiencia en materia de seguridad. El PVV controlará economía, salud pública, así como las políticas de asilo, migraciones o cooperación al desarrollo.

Y algunas de esas carteras vienen ya salpicadas por la polémica. La nueva ministra de Migraciones y Asilo, Marjolein Faber, lleva años alterando el debate público neerlandés por sus declaraciones abiertamente racistas. Cree en la teoría conspirativa del "gran reemplazo", cuyos defensores creen que los inmigrantes están sustituyendo a la población blanca en Occidente, y también se ha mostrado partidaria de la prohibición del Islam en el país.

Ella misma ha reconocido estos días en redes sociales que entendía que hubiera debate en el país sobre su posible nombramiento, ahora confirmado, pero aseguraba que una vez en el Gobierno se comportaría de una forma más moderada. Sin embargo, esta misma semana la propia Faber aseguraba en el parlamento neerlandés que asumiría la cartera con un objetivo: limitar el asilo lo máximo posible. La ministra que se hará cargo de las políticas de cooperación internacional, Reinette Klever, se ha mostrado partidaria durante su carrera de eliminar la ayuda de Países Bajos a terceros países.

Entra el movimiento campesino neerlandés

El gobierno contará también con dos carteras para el BBB, un partido nacido del movimiento de protesta de los agricultores neerlandeses, contrarios a las políticas medioambientales del anterior ejecutivo y de la Comisión Europea.

Su apoyo ha ido creciendo en apenas cinco años en un país que es una potencia mundial en la exportación de alimentos, pero que hasta ahora se distinguía también por sus políticas climáticas. La extrema derecha ha intentado acercarse a sus protestas como aliada y finalmente, además de la política agraria, gestionarán también la de vivienda pública. Todo esto en un marco de un gran recorte del gasto público anunciado ya cuando las cuatro formaciones llegaron al acuerdo de gobierno.

El programa de gobierno se presentará al parlamento neerlandés después del verano, y allí se comprobará el grado de radicalidad de las políticas del nuevo ejecutivo que sustituye al liderado por Mark Rutte, quien por esas mismas fechas tomará posesión como secretario general de la OTAN.