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Najat Vallaud-Belkacem: "La izquierda en España es nuestro ejemplo, gobierna sin asustar y en Francia damos miedo a algunos"

La dos veces ministra y exportavoz del gobierno con Hollande, Najat Vallaud-Belkacem, figura de los socialistas franceses, afirma en una entrevista en la SER que si el Nuevo Frente Popular quiere conformar gobierno debe fijarse en cómo lo ha conseguido hacer la izquierda española con sus coaliciones y "que logra convencer a la opinión pública"

Najat Vallaud-Belkacem: "La izquierda en España es nuestro ejemplo, gobierna sin asustar y en Francia damos miedo a algunos"

París

La situación económica y social, la degradación de los servicios esenciales sobre todo en el mundo rural, los discursos de odio y sobre todo las políticas destructivas y divisorias de Macron han llevado a Francia al récord de votos extremistas. Es el análisis de Najat Vallaud, exministra de los derechos de la mujer, después lo fue de educación, y que durante mucho tiempo fue encumbrada como la figura que venía a suceder a Ségolène Royal en el partido socialista. Ejerció también como portavoz del gobierno francés con Françoise Hollande y es la esposa del jefe socialista en la asamblea francesa en la legislatura que acaba de terminar.

Vallaud sigue siendo una figura pujante en el resucitado partido socialista francés que ha recuperado oxígeno dentro de la alianza de izquierdas del Nuevo Frente Popular. Ha sido protagonista en numerosas ocasiones de ataques del partido de Le Pen por su origen marroquí, cuestionando incluso que las personas con doble nacionalidad como ella puedan ejercer responsabilidades gubernamentales.

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En una entrevista en la SER sostiene que la izquierda francesa debe mirarse en la española y que si la izquierda francesa quiere gobernar tiene que observar cómo lo consigue la española.

"Es España la que realmente destaca para nosotros, con una izquierda que se mantiene firme, que logra convencer a la opinión pública, que logra realizar lo que ha realizado, sin sentirse allí por asalto. Así que es España la que actualmente nos sirve de ejemplo, tendremos que analizar muy de cerca por qué la izquierda española tiene éxito sin asustar. mientras que aparentemente nuestra izquierda aquí parece asustar a algunos", afirma Vallaud, que suena en las quinielas para volver a ser ministra si se confirma el nuevo ejecutivo del Nuevo Frente Popular, que sigue especialmente preocupada por el auge de los discursos de odio de la extrema derecha que ella misma sigue padeciendo casi a diario.

"De entrada, hay una situación económica y social que es muy complicada en Francia. Hay una precarización de una gran parte de la población y, en particular, porque ha dañado los servicios públicos que ayudaron a esta población. Cuando veis el estado del hospital, por ejemplo, comprenderéis bien que no es normal en un país como el nuestro, ya que poblaciones enteras no pueden ser atendidas en buenas condiciones, por lo que ha llegado nuestro feroz fracaso. Francia está a punto de convertirse en un país en el que la pobreza progresa de manera desesperada y no es necesario que se transforme en frustración. Además, es un país en el que lo que ha avanzado es también el discurso de manipulación que es la evidencia de la extrema derecha centrándose en la figura del extranjero en particular. Pero en el lado más extremo, sobre todo lo que ha estado sucediendo en estos últimos años, es la manipulación orquestada por los capitalistas de hecho, por hombres de negocios poderosos y afortunados, que, con los medios de comunicación, han logrado instalar un discurso, un relato que alimenta absolutamente esta búsqueda del boca a boca y que no alimenta lo que es la realidad diversa", contextualiza Vallaud cuando es preguntada de cómo Francia ha llegado hasta aquí con el número de votos más altos de su historia a partidos de extrema derecha con ideología claramente xenófoba y clasista.

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Entre las claves que explican el deterioro del debate público en Francia, la socialista tiene claro que Macron es en buena medida responsable. "Se debe a una inmensa máscara, no solo su estrategia es mala para él. Es más, en lugar de volver a la razón y de buscar compromisos inteligentes con las fuerzas republicanas, está destinado a unirse progresivamente a las tesis de la extrema derecha, banalizando la retórica de la extrema derecha, la ley de inmigración que fue adoptada hace poco tiempo es un ejemplo. Había que ver qué era lo que parecía, era aterrador. Se dejaron entrar enmiendas de los rangos de extrema derecha que mantenían a los más reaccionarios y a los más desfavorecidos posibles, instaurando la preferencia nacional, fortaleciendo el reagrupamiento familiar. En resumen, hay muchos que siempre han sido deliberados e inconstitucionales. Dejó todas estas medidas en el texto y luego continuó pretendiendo ser la mejor barrera contra la extrema derecha. Entonces, si ustedes quieren, la gente no es idiota, todo lo dicen, todo lo entienden, no tienen más que poca confianza en el presidente Macron, es una forma de desprestigio", señala sobre el presidente de la República.

Le preocupa especialmente cómo se está partiendo la opinión pública francesa: "La lección más importante que se puede sacar de estas elecciones es, de hecho, la división entre el voto de las grandes ciudades y las zonas rurales o menos urbanas de nuestro país. Eso es absolutamente notable. Sí, creo que cuando se vive en estas zonas rurales en particular, se tiene la sensación de que el Estado no nos cuida lo suficiente en Francia. Y eso es el resultado, desafortunadamente, de una política que ha descuidado los servicios públicos, sinceramente. En cuanto a la cuestión de la salud, se han creado desiertos médicos. Respecto a la cuestión del transporte, no ha habido suficiente planificación territorial o inversión en líneas de tren". Opina que es de esta ruptura de donde bebe la extrema derecha.

Protagonista de los discursos de odio de la extrema derecha por su origen marroquí

No pasa una semana que su nombre no esté en boca de alguno de los políticos más radicales del partido de Le Pen y en esta campaña han vuelto a atacar para cuestionar que personas como ella, con doble nacionalidad, en este caso franco marroquí, puedan ejercer cargos de responsabilidad pública.

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"Sí, este ataque dirigido hacia las personas con doble nacionalidad no es sorprendente, ya que desde hace años sabemos que el Rassemblement National nos ha puesto en el punto de mira. Su discurso se resume en que no se puede confiar plenamente en alguien que viene de otro lugar. La cuestión de la doble nacionalidad es solo una traducción técnica, formal y legal de sus argumentos. En realidad, su mensaje es que el simple hecho de haber nacido fuera de Francia o tener padres no franceses te cubre de sospecha, posible traición, ilegitimidad y doble agenda. Como ministra, fui atacada muchas veces por supuestamente tener una doble agenda, como si estuviera buscando beneficiar a mi país de origen, Marruecos, en lugar de a Francia al desempeñar mi cargo. Es totalmente absurdo y doloroso. La pregunta que muchos se hacen es si realmente el Rassemblement National y sus seguidores creen en lo que dicen sobre los extranjeros que supuestamente se aprovechan del sistema sin contribuir o integrarse. En realidad, detrás de medidas como la prohibición del acceso a empleos públicos para los binacionales se esconde un desprecio hacia aquellos extranjeros que han demostrado su integración y éxito en la sociedad francesa. Se trata de una especie de cancelación cultural, donde se intenta borrar la presencia de ciertos grupos del panorama público".

Vallaud-Belkacem responde a la pregunta sobre si se ha vivido en Francia la campaña electoral más racista de su historia: "Mi respuesta es que efectivamente hemos alcanzado niveles de expresión de xenofobia raramente vistos en el pasado, pero esto es resultado de años y años, una vez más, de bombardeo y manipulación en torno a la cuestión migratoria en particular".

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La socialista pide más responsabilidad en su discurso a políticos, intelectuales o periodistas y una mayor apuesta por la educación para derribar estos muros de desinformación y bulos sobre los que llegan de otros países o son descendientes de migrantes.

"¿Cómo podemos reducir los discursos de odio? ¿Es a través de la educación? Sí, obviamente la escuela tiene mucho que hacer en el aprendizaje que debe llevarse a cabo por los niños, por los estudiantes, sobre la diferencia, la mezcla, la diversidad. Acabo de publicar un libro en el que insto realmente a nuestras autoridades públicas a favorecer la diversidad social en las instituciones escolares, mucho más de lo que se hace hoy en día. Porque de hecho, hoy en día, los estudiantes viven separados, con una especie de guetización por abajo y una forma de endogamia por arriba. Y eso no es posible. Y eso crea una sociedad de tensión, de desconfianza entre unos y otros que conocemos hoy en día. Pero más allá de esta necesidad de reinvertir en la diversidad social y mezclar a los estudiantes, la escuela también tiene mucho que hacer en lo que les enseña a los estudiantes, incluyéndose a sí mismos. No es solo enseñarles a apreciar a los demás, a cooperar con los demás, etc. También es lo que les enseña sobre sí mismos. Creo que una escuela que se contenta con estar en la competencia absoluta, clasificando a los estudiantes unos con respecto a otros, es una escuela que no fomenta la autoestima", diagnostica tras ser la primera mujer en ostentar el ministerio de Educación en Francia.

De vuelta a la complicada plataforma de izquierdas en Francia y al probable futuro gobierno tras la cita con las urnas del pasado domingo cree que hay que desmontar los falsos discursos sobre la izquierda.

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"Hay manipulación mediática, pero creo que también hay una batalla cultural que hemos perdido porque no hemos asumido suficientemente nuestras posiciones de izquierda y tendremos que asumirlas más en el futuro. Creo que solo confiamos en personas que confían en sí mismas simplemente", concluye su conversación con la SER para analizar cómo Francia ha llegado hasta aquí en su complicada encrucijada electoral.