Consejos para evitar que un viaje en coche en plena ola de calor se convierta en un infierno sobre el asfalto
La diferencia entre un viaje por carretera sin sobresaltos y un mal comienzo de las vacaciones puede estar en los detalles: las altas temperaturas afectan tanto a la salud de los ocupantes como a la mecánica y hay errores que puedes evitar
Madrid
Llegan las vacaciones de verano, uno de los momentos más esperados del año para millones de personas. Unido a la ola de calor que va a elevar los termómetros hasta los 40 grados en muchas partes del país, puede derivar en un viaje por carretera sin sobresaltos o en un auténtico infierno sobre el asfalto. Pero, aunque parezca que la suerte está echada, la manera en que nos enfrentemos a un viaje en coche puede marcar la diferencia.
España llega a los 44 grados en la primera ola de calor que también afecta a Europa
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Cuando se conduce con calor el nivel de fatiga del conductor aumenta y esto provoca mayor irritabilidad, cansancio y ansiedad, lo que puede derivar en una respuesta impulsiva ante cualquier estímulo de otro conductor en la carretera o de otro ocupante del vehículo. Por eso, en base a las recomendaciones de la Dirección General de Tráfico (DGT) y del Real Automóvil Club de España (RACE), he aquí algunos consejos para reducir al mínimo la influencia del calor en nuestro viaje:
Más información
- Antes del viaje. Intenta aparcar en la sombra y si no es posible, protege tu coche del sol con parasoles. Conviene airear el habitáculo antes de salir. Al encender el aire acondicionado, baja las ventanillas unos segundos para expulsar al exterior el aire caliente y así igualar las temperaturas dentro y fuera del habitáculo. Busca la sombra también durante las paradas de descanso y jamás dejes dentro del vehículo a niños, personas dependientes o mascotas.
- Conduce durante las horas menos calurosas del día. También evita el amanecer o atardecer cuando los rayos de sol molesten a la conducción o resten visibilidad como consecuencia del deslumbramiento.
- Para cada dos horas o cada 200 kilómetros y ante cualquier síntoma de fatiga. Busca un lugar seguro para descansar e incluso duerme un rato si es necesario. No importa llegar más tarde siempre que lo hagas sano y salvo.
- Trata de mantener una temperatura adecuada en el habitáculo durante el viaje. Lo ideal es que se sitúe entre los 21 y los 24 grados.
- Cuando circulas a altas velocidades, hazlo con las ventanillas subidas y el climatizador puesto. Aunque creas que ventilas el coche al llevarlas abiertas, es preferible subirlas por dos motivos: por seguridad y por consumo. Los cristales de las puertas nos protegen en caso de accidente y el consumo de combustible se dispara al afectar a la aerodinámica del coche.
- Usa gafas de sol homologadas. Especialmente al amanecer o al atardecer, cuando el sol está bajo y puede deslumbrarte. En las horas centrales del día también reducen la intensidad de la luz, lo que ayudará a que tus ojos se cansen menos.
- Elige bien el calzado y la ropa. Es muy importante que el pie vaya bien sujeto para evitar que se escape un pedal o algo semejante. Nada de llevar chanclas o ir descalzo. De hecho, pueden multarte por ello. En cuanto a la ropa, viste prensas cómodas, frescas, holgadas y transpirables, preferiblemente de algodón, que te permitan moverte con libertad y no te den más calor del necesario. Nada de ir sin camiseta.
- Come ligero, mantente hidratado y, por supuesto, nada de alcohol. Mejor tomar algo ligero que no resulte pesado al estómago ni provoque somnolencia. Bebe agua antes de salir y durante las pausas. Llevar una botella de agua a mano también es buena idea. Un nivel bajo de hidratación y glucosa aumenta en un 66% la agresividad al volante, provoca un 33% más salidas de vía y reduce la concentración en un 27%, según estudios del RACE. Seis de cada diez conductores no es consciente de que la deshidratación provoca reducción de la atención, dolor de cabeza, cansancio y fatiga muscular.
- El riesgo de la última hora. Durante la última hora de un viaje largo con calor, el cansancio del conductor y la ansiedad por llegar al destino aumenta. Tomarse con calma esta última hora al volante es una buena recomendación.
La importancia de la revisión y el mantenimiento
Al margen de lo que podemos hacer justo antes y durante el viaje, conviene preparar el coche para la ola de calor. Las principales averías durante los viajes de verano se deben a la falta de mantenimiento del coche, ya que el calor es el factor que mejor delata que el coche no ha sido supervisado correctamente. La mayoría de las averías estivales se pueden evitar con una adecuada revisión de piezas y niveles.
Estos son los elementos del vehículo que conviene revisar para minimizar las posibilidades de sufrir una avería si vas a viajar durante una ola de calor:
- Neumáticos. Los neumáticos sufren mucho en verano, especialmente en los viajes. Tienen que soportar muchos kilómetros, con más peso de lo normal y encima a altas temperaturas. Por eso, hay que mantener la presión adecuada, revisar que no haya abolladuras, cortes o taras que puedan acabar en reventón ante una subida de la presión por el calor y rehuir el fuerte impacto de baches, socavones y bordillos, en la medida de lo posible.
- Niveles de los líquidos. Especial atención merecen el aceite y el líquido refrigerante, pero también hay que controlar el líquido de dirección, el de frenos y el limpiaparabrisas. Si no se siguen las revisiones recomendadas por el fabricante, los líquidos pueden no estar en el nivel medio aconsejado y es entonces cuando los elementos mecánicos pueden empezar a fallar.
- Batería. El calor extremo puede acelerar el proceso de deterioro de la batería de tu coche. Antes de salir de viaje, conviene verificar el estado de la batería y limpiarla si hace falta. Los bornes tienen que estar limpios y bien ajustados para un buen contacto.
- Aire acondicionado. Desde el último uso que dimos al aire acondicionado, pueden haber pasado muchos meses. Esto hace que algunos elementos del sistema de climatización, como las juntas de sellado, puedan resentirse. Lo primero es comprobar que enfría y, cuando toque, hay que sustituir o limpiar el filtro del habitáculo. Los mecánicos coinciden en alertar de un error muy común de los conductores: apagar el motor del coche con el aire acondicionado encendido. Una parada brusca en el compresor provoca un estrés innecesario que puede derivar en averías a largo plazo, por lo que es recomendable apagar primero el aire acondicionado y después el motor.
- Turbo. Un problema muy parecido al del compresor del aire acondicionado es el del motor turboalimentado, que llevan la mayoría de coches. Al apagar el motor tras mucho tiempo conduciendo a alta velocidad, se produce una parada brusca de la turbina y no da tiempo a bajar el calor, lo que derivará en una avería con el tiempo. La forma de evitarlo es mantener el motor encendido al ralentí durante al menos medio minuto antes de apagar el motor tras la parada. Así da tiempo a que parte del calor se disipe y se evita un sobreesfuerzo innecesario.
- Temperatura del motor. Conviene vigilar el indicador de la temperatura para que el motor no se caliente, especialmente si el coche es antiguo. En días de mucho calor, es mejor reducir la velocidad y una conducción segura, a ritmo constante y sin aceleraciones bruscas. El calor puede afectar al rendimiento del motor y los neumáticos y es fundamental que el coche cumpla un buen mantenimiento, con sus revisiones programadas y la ITV al día.
Aitor Ordax
Redactor y portadista en la mesa digital de los informativos de la SER desde 2009. Antes trabajé en...