Kalorama 2024: The Postal Service salda su deuda pendiente con los milenials de Madrid
Tras una primera jornada con Death Cab For Cutie, LCD Soundsystem y Nation Of Language, Ifema acoge este fin de semana a Jungle, Massive Attack, The Prodigy, Gossip o Sam Smith,
Madrid
En 2003, con los Strokes on fire y la reputación musical de Oasis en caída libre (aunque eso, de golpe, parece haber prescrito), pasaron unas cuantas cosas interesantes: The White Stripes, Radiohead, Muse, The Shins... También salieron dos grandes discos, de dos grupos distintos, escritos por la misma persona: Trasnsatlanticism, de Death Cab For Cutie; y Give Up, de The Postal Service.
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Esa persona era Benjamin Gibbard, un tipo de Bremerton (Washington) que, desde la costa oeste, pero en las antípodas de Kurt Cobain, agitó la escena indie con un puñado de canciones que le tocaron la patata a buena parte de la generación milenial.
Death Cab For Cutie ha seguido grabando discos y saliendo de gira, pero The Postal Service, a pesar del éxito de su primer disco (obra clave de la indietrónica), se plantó. Una decisión que dejó huérfana a mucha gente porque, si Fuego y Chinchetas hubiera existido en 2003, no hay duda de que Such Great Heights hubiese aparecido en los puestos más altos de la lista de las mejores canciones de ese año. De hecho, ¡no debería faltar en los resúmenes del primer cuarto del siglo XXI!
Un viaje en el tiempo
Sea como sea, la sensación al observar al público que este jueves se ha reunido en el festival Kalorama de Madrid es la de que todas esas almas indies que ahora merodean la crisis de los 40 (o los 50) ya habían coincidido, en un mismo momento y un mismo lugar, hace 20 años. En el Razzmatazz de Barcelona, en el FIB, en el Primavera Sound... ¿¡Quién sabe!?
En 2003 ya casi todo el mundo se había pasado al CD, pero Give Up y Transatlanticism bien podrían haber compartido una misma cinta de casette (una cara cada uno) o una playlist en la que también aparecieran temas de Nada Surf, Placebo, Blur, The Notwist, Lali Puna, Electric President... Sea como sea, 20 años después, siguen sonando igual de bien.
Ben Gibbard ha salido al escenario, en primer lugar, como líder de Death Cab For Cutie: The New Year, Expo'86, el "papaaaaaaa" de The Sound of Settling... ¿Cuánta gente habrá buscado consuelo, tras una ruptura, en su voz cantando "I need you so much closer"? El punto álgido del show, de todas formas, ha llegado con We Looked Like Giants, que habla del éxtasis de una relación sexual.
El momento más esperado: 'Such Great Heights'
Pero tras un descansito de 20 minutos (con cambio de uniforme), Ben Gibbard ha vuelto al escenario de Ifema convertido en líder de The Postal Service para saldar deudas pendientes con el público (mucho) que no pudo verles en la gira de Give Up, y tampoco en la del décimo aniversario.
Un recital de pop electrónico minimalista que, dos décadas después, sigue sonando igual de elegante y sofisticado. Tan cercano a Galaxie 500 o Beach House que resulta increíble que no diera lugar, al menos, a un segundo disco. De hecho, es poco habitual que una banda guste tanto con su debut y no vuelva a grabar... pero eso también ha contribuido, sin duda, a que alcance el estatus de banda de culto.
La bomba atómica (Such Great Heights) ha caído a la segunda de cambio, pero Give Up contiene tantos momentazos (Nothing Better, Clark Gable o We'll Become Silhouettes) que a Ben Gibbard no le ha costado mantener la sensación de momento mágico hasta el final.
Final con Depeche Mode
"Hace 20 años tocamos en sitios muy pequeños y ahora estamos aquí, en un festival, delante de tanta gente, porque habéis guardado estos dos discos en vuestros corazones", ha dicho agradecido.
La última canción del concierto, de hecho, ha sido una (fantástica) versión del Enjoy The Silence de Depeche Mode con la que han dejado patente su condición de eslabón (casi) perdido entre la electrónica ochentera y la versión más sucia y rockera del género, que apareció poco después de Give Up, con bandas como The Rapture o LCD Soundsystem.
En un acierto de los programadores (lástima que no le hayan reservado el prime time a Nation Of Language), la última actuación de la primera jornada del primer Kalorama de Madrid ha sido, precisamente, la de banda de James Murphy. Una trituradora de guitarras y sintetizadores que, con algo de lluvia y sin calor, ha hecho saltar a los milenials indies de Madrid al ritmo de Tribulations, Daft Punk Is Playing At My House, Dance Yrself Clean o All My Friends.
Su reciente colaboración con Idles (Dancer) ha servido para recordar que el líder de LCD Soundsystem sigue siendo unos de los productores más talentosos de su generación, pero los directos, acompañándose de siete músicos sobre el escenario (donde otros solo reproducen una pista pregrabada) son un auténtico festival.
El parquin de Ifema no es un lugar especialmente bonito, pero sí bastante cómodo, así que, si durante el fin de semana la lluvia respeta las actuaciones de Jungle, Massive Attack, The Prodigy, Gossip, Yard Act o Sam Smith, podríamos estar presenciando el principio de una bonita amistad. Madrid lo necesita.
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía...