Carrusel Deportivo
Fórmula 1

Leclerc se lleva una heroica victoria en el GP de Italia y desata la locura del público 'tifosi'

Los McLaren completan el podio y Sainz se queda a las puertas con la cuarta posición

Charles Leclerc celebra la victoria en el GP de Italia de Fórmula 1 / Mark Thompson

El GP de Italia, el 'templo de la velocidad', la casa del 'cavallino rampante'... muchos son los nombre que recibe el mítico trazado de Monza. No es un circuito cualquiera, es la casa de Ferrari y no es una afición cualquiera, porque los 'tifosi' convierten la Fórmula 1 en un deporte nacional en Italia. Así que se puede entender la locura de la grada, teñida de rojo, cuando, tras una defensa titánica y una estrategia suicida de neumático, Charles Leclerc se ha hecho con la victoria. Piastri y Norris cierran el podio y suman un buen bote de puntos para Mclaren, con Sainz cuarto y Alonso, undécimo.

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Gracias a la chicane ensanchada de las curvas 1 y 2, Monza nos regaló una salida relativamente tranquila, si se tiene en cuenta los accidentes y toques que tienen a darse en la salida de este gran premio. Russell fue el único que no pudo meter el coche en la curva y se marchaba por la escapatoria antes de reunirse con el grupo. Piastri, el más listo de la clase, le arrebató la cabeza a su compañero de equipo, Norris, que pronto veía como Leclerc también le pasaba tras perder ritmo en la lucha. En las primeras curvas, el Haas de Hulkenberg también tuvo un fuerte susto al meter medio coche en la hierba tras un encontronazo con un Alpha Tauri.

Los pilotos españoles salieron levemente reforzados de la salida, ganando una posición cada uno: Sainz, en la cuarta posición, se mantenía al acecho de Norris mientras Alonso se metía en la zona de puntos cerca del alerón trasero de Albon. En la cabeza Piastri, que no hizo rehenes con Norris en la salida, se defendía de un Leclerc que se descolgaba poco a poco. Por detrás, Alpha Tauri llama a Tsunoda a boxes y le obligaba a retirarse tras un toque con el Haas de Hulkenberg. Al tiempo, para la vuelta 15 y con una degradación más alta de lo esperado, arrancaban las primeras paradas.

Pirelli lo había advertido: con el nuevo asfaltado de Monza, la temperatura de pista y por ende la degradación serían mayores. Para la vuelta 18, Sainz lideraba como el único coche en pista que mantenía las ruedas medias de salida. Paró en la 20, tras esperar sin éxito a un Safety Car que le podría haber puesto la carrera de cara, y le cedía el liderato a la pareja de Red Bull.

Terminada la ronda de paradas, Piastri y Norris volvieron a liderar seguidos de la pareja de Ferrari. Les ayudó la mala parada de Verstappen, un suceso que ya parecía imposible en la Fórmula 1 pero que ocurría después de que el neerlandés entrara cruzado en el cajón de boxes. Con todo, sexta posición para el campeón del mundo, seguido de su compañero, Russell y Alonso.

Norris se quedó sin neumáticos para la vuelta 35 y el británico volvía a pasar por boxes ante la amenaza de Leclerc. El de color papaya salía volando con las gomas nuevas y empezaba a marcar lo mejores tiempos de vuelta de la carrera. La duda que surgía entonces en Monza era la siguiente: ¿qué pasa si Ferrari va a una sola parada? McLaren llamaba a Piastri a boxes para la segunda parada mientras Russell confirmaba el adelantamiento sobre Pérez por la octava posición.

La pregunta se confirmó en certeza para la vuelta 40, la radio de Ferrari echaba humo y se valoraba la posibilidad de ir a una sola parada. Leclerc lideraba con 10 segundos por delante de Sainz mientras la grada tifosi enloquecía con cada vuelta de los coches locales, perseguidos cada vez de más cerca por el McLaren de Piastri. Al final, Sainz no pudo aguantar los embites de los papaya y se quedaba a las puertas del podio el día de su cumpleaños. Mientras, Leclerc apuraba cada milímetro de sus gomas y hacía buena su ventaja sobre Piastri para conseguir la victoria.