Artrópodo
Aunque los griegos no nombraron a estos seres, nos dejaron las piezas de un puzle que completó a mediados del XIX un zoólogo alemán
Madrid
Nuestra palabra de hoy, contundente, puede sonar extraña, pero es de esas que se autoexplican si buceamos un poco en uno de los idiomas que cimentó el nuestro: el griego. Aunque ellos no nombraron a estos seres, nos dejaron las piezas de un puzle que completó a mediados del XIX un zoólogo alemán. Porque en griego "arthron" nombraba una articulación, y "podos", nombraba el pie o la pata. Así que el neologismo construido siglos después era muy preciso para nombrar a estos individuos cuya característica fundamental y compartida es tener esos apéndices, mayoritariamente patas, articulados.
Y sabiendo estas cosas, la intuición nos llevará a entender por qué calamares y pulpos son cefalópodos, por su cabeza rodeada de tentáculos; por qué la deformación o la inflamación de las articulaciones se llaman artrosis y artritis, palabras diferenciadas solo por los sufijos, también griegos; o por qué al especialista que cuida de nuestros pies lo llamamos podólogo. En fin, que coetáneos de Pericles entenderían perfectamente estas palabras si hoy reviviesen. También sabrían de inmediato lo que es un cosmonauta, aunque les costaría un poquito más entender cómo hemos llegado tan lejos.
La palabra del día | Artrópodo
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