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El fundador de Telegram asegura que las acusaciones tienen un "enfoque equivocado" y niega que la aplicación sea un paraíso anárquico

Tras su detención y posterior puesta en libertad con cargos, Pavel Durov ha hecho su primera declaración pública, prometiendo nuevas medidas de seguridad

CEO y cofundador de Telegram, Pavel Durov. / Manuel Blondeau - Corbis

Madrid

El fundador de Telegram ha arremetido contra las autoridades francesas, defendiéndose de las acusaciones de permitir la difusión de abusos sexuales, tráfico de drogas y transacciones fraudulentas en la app de mensajería.

En un post en su cuenta de Telegram y X, Pavel Durov ha dicho que su arresto el pasado 25 de agosto tiene un "enfoque equivocado", y niega que la aplicación sea una especie de paraíso anárquico, asegurando que borran millones de post fraudulentos todos los días.

Continúa diciendo que a pesar de todo, el que el número de usuarios creciera a 950 millones, ha provocado "dolor" y se lo ha puesto más fácil a los criminales. Es por eso que Durov asegura que mejorarán las cosas en ese aspecto, aumentando la seguridad, en un proceso interno que compartirán en detalle muy pronto.

Durov dice que no es fácil encontrar un equilibrio entre privacidad y seguridad, y que es necesario tener en cuenta sus limitaciones tecnológicas. Dice buscan ampliar su red globalmente, pero eso implica un mayor riesgo, algo en lo que están trabajando.

Pone además como ejemplo, países en donde Telegram está prohibido por negarse a cumplir las exigencias de sus gobiernos como Rusia o Irán, en un intento por demostrar, que si no se cumplen sus principios, se van, sin importar donde sea; "nos movemos por la intención de traer el bien y defender los derechos básicos de la gente, especialmente en lugares donde se violan esos derechos."

Esta ha sido la primera declaración pública del multimillonario franco-ruso, desde que las autoridades lo detuvieron el pasado 25 de agosto, acusado de permitir actividades delictivas.

Ya ha sido puesto en libertad tras pagar una fianza de millones, y con la condición de permanecer en Francia y presentarse ante la policia dos veces por semana.

Su detención vuelve a abrir el debate de la regulación de las redes sociales, en la que es una fina línea, entre la libertad de expresión y la censura en estos medios.