Sergio Camello: "No he sido capaz de abrir la maleta de las olimpiadas"

Sergio Camello se convirtió en uno de los héroes de la selección olímpica de fútbol consiguiendo el oro en París. Ha pasado un mes desde aquel 3-5 a Francia y aún no ha sido capaz de abrir la maleta de aquellos días. Infinitos recuerdos que aún no quiere abrir, precisamente porque no los quiere cerrar. No quiere que se acaben. Así lo ha confesado en SER Deportivos. Una sensación parecida a la que hemos vivido todos cuando hemos ido a un campamento de pequeño: "Hay algo ahí por la que no estoy preparado. Son muchas emociones y recuerdos. He sido muy feliz, hacía tiempo que no disfrutaba tanto de un grupo y del fútbol. Parece que ha durado los 40 días que estuvimos y todavía no estoy preparado para abrirlo".

Lo único que sí que está fuera de la maleta es la medalla de oro, y porque vino de París en su cuello, sino "seguiría ahí". Aún así, para Camello es una "responsabilidad supergrande" por lo que serán sus padres los que la custodiarán en casa. "El otro día iba a casa de un amigo que acaba de tener una niña pequeña y cuando me dijo que si quería cogerla... lo comparé con la medalla. Qué responsabilidad. Ésto es único. No puedo. Como todavía tengo muchos actos aún no puedo enmarcarla", ha explicado. La clave para conseguir esta medalla fue un grupo, el dirigido por Santi Denia, donde las buenas personas reinaron. "Lo más bonito de todo ha sido conseguirlo con el grupo que éramos. Tanto los jugadores como el cuerpo técnico han sido alucinantes. Cerrar el ciclo de las sub con un oro olímpico... es alucinante", ha continuado.

De origen humilde, Camello confesó en una entrevista que comer en el restaurante chino de debajo de su casa era como un día de fiesta. Pequeños momentos que sigue valorando igual pese a ser futbolista de élite. "Soy un tío super normal que me gusta hacer mis planes de siempre", ha reiterado el deportista del Rayo Vallecano. Y es que, pese a ser un héroe en España, al menos por un segundo, le sigue sorprendiendo que la gente a la que ha visto toda su vida por su barrio de Madrid le tomen con tal. "Sigo siendo el mismo pero es cierto que con algo más de reconocimiento cuando bajo al barrio", ha seguido. La clave de este pensamiento ha sido su familia y su entorno, que le ha guiado a la perfección para manejar de forma correcta las emociones tanto en las buenas como en las malas: "A mí me molaba estar tranquilo. Eso es algo real. Pero cuando consigues algo tan grande también tienes que asumir esta responsabilidad".

Ni reloj, ni camisetas de marca de 600 euros... pero ha admitido que también se da caprichos. "Tengo un trabajo en el que pagan muy bien, soy super joven y me puedo permitir ciertas cosas que mis colegas y mi familia no", ha explicado. Pero su mentalidad no le permite pasar ciertas líneas: "Cuando tengo que comprarme algo de un valor grande... lo pienso dos veces y digo que no puedo tenerlo si no lo tiene mi hermano mellizo que ha crecido conmigo de la mano. Si veo que es desorbitado para la tontería que es... pienso en el trabajo de mi madre porque me parecería injusto y caprichoso, algo que nunca hemos sido".

Estos 40 días en París le han marcado, sobre todo por el grupo que han formado. "Es de lo que fardo", ha dicho de sus compañeros. A priori, faltaron jugadores importantes en los JJOO, como también le recriminaron a Luis de la Fuente en la Eurocopa, pero tanto el seleccionador absoluto como el olímpico dieron con la tecla de formar un equipo lleno de gente "maravillosa". "Se hablaba de ausencias de mucha gente, de que no teníamos extremos... y era cierto. Pero el grupo empujaba. Cuando nos meten el 3-3, Francia en su casa, cuando te veías con el oro... cualquier otro equipo se viene abajo. Yo recuerdo la piña en el círculo y veía risas de gente. Aimar Oroz descojonándose, Jon Pacheco tranquilo... entonces sabes que el grupo estaba hecho para el oro. Lo íbamos a ganar porque somos nosotros", ha explicado.

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Un grupo a los que puede llamar amigos. "Es mentira lo que te dicen de que en el fútbol somos todos amigos, es como estar en una clase que no te puedes llevar bien con todo el mundo. Pero en este caso hemos remado todos al mismo lado. Era un grupo lleno de personas maravillosas, ya no solo en el campo, sino fuera y es lo que nos ha hecho llevarnos el oro", ha sentenciado. Ahora, en el Rayo Vallecano, Sergio Camello quiere dar un paso adelante tras dos cursos de adaptación para conocer la categoría y "hacerme un poco más hombre". Un crecimiento que ha seguido al que vivió en las categorías inferiores del Atlético de Madrid y posteriormente en su año de puente a la élite con el Mirandés. Parece que los tíos normales se abren paso en el mundo del fútbol, una gran noticia para todos, sobre todo para los niños y niñas que les siguen.

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