"Solo un desinformado considerará que estos inmensos atletas son seudodeportistas": la reivindicación de Isaías Lafuente sobre los juegos paralímpicos

Madrid

Ayer se clausuraron los Juegos Paralímpicos de París en los que nuestros atletas han logrado 40 medallas. La palabra paralímpico es un interesante neologismo que entró en nuestro diccionario en 2001 y que fue acuñado oficialmente por el COI en 1984. Y la palabra recoge el espíritu de una competición que arrancó en 1948 en Stoke Mandeville en la que participaban veteranos de guerra con lesiones medulares, parapléjicos. Así que el neologismo se referiría a unos Juegos en los que competían atletas con paraplejia.

Así lo eran en 1960, cuando esa competición se celebró paralelamente a los Juegos Olímpicos de Roma. Con el tiempo, fueron compitiendo otros deportistas con otras discapacidades, físicas o intelectuales. Y desde entonces, aunque ese nombre no se cambió, se dio un sentido distinto a ese para -que ya no es apócope de parapléjico, sino que hace referencia al prefijo para-, de raíz griega como los Juegos, que significa “junto a”. Es verdad que el prefijo, polisémico, puede resultar tramposo. Porque para- significa también “parecido a”, “al margen” o incluso, “en contra de”, y nos ha permitido construir palabras que nombran cosas que parecen ser, pero no son: parafarmacia, paramilitar, paranormal, parapsicología... Pero solo un desinformado, viendo lo que hacen, considerará que estos inmensos atletas son una especie de seudodeportistas.