Cinco consejos para adolescentes que vuelven a clase tras un verano jugando al Fortnite hasta la madrugada
Se los pedimos a Gonzalo Pin, pediatra de la Sociedad Española del Sueño. La vuelta de los chavales a los institutos provoca "problemas de concentración, irritación y tristeza". Propone, entre otras cosas, retrasar el horario de inicio de sus clases
"Cada diez minutos de juego en Fortnite, son diez minutos menos de sueño. Esto hay que explicárselo al adolescente. La tecnología no es buena ni es mala, hay que saber usarla". Así comienza su conversación con la SER Gonzalo Pin, pediatra miembro de la SES (Sociedad española del sueño). No pide que le cortemos el grifo de los videojuegos a los chavales pero sí que lo controlemos mejor y que dialoguemos con ellos para que hagan un uso responsable sobre todo en horario nocturno y en vacaciones. Si no lo hacemos, los problemas al volver a las clases son enormes.
Cita tres, aunque hay muchos más. "Sensación de cansancio, distimia (tristeza que no llega a ser depresión pero si que dificulta mucho las cosas) y sobre todo dificultad de concentración en las primeras horas de la mañana. Pin lo califica como "Jet lag social" y explica que suele durar unas dos o tres semanas.
El adolescente que ha estado todo el verano trasnochando, jugando, quedando con los amigos, alargando la noche y alargando también la hora de despertarse al día siguiente, lo tiene más difícil ahora porque además tiene un hándicap: "su reloj biológico tiende a atrasarse, cuando trasnocha y luego no madruga está en su zona de confort".
En el caso de los videojuegos y las pantallas, los jóvenes son más sensibles a la luz por las noches y su cerebro envía la instrucción de "no dormirse. Por la mañana ocurre al contrario: la luz solar no les despierta como a los mayores.
"No es que no quiera acostarse", explica Pin, "es que no puede", porque su reloj biológico es más tardío y además, en verano se descontrola volviéndose cada vez más tardío.
El Fortnite y otros videojuegos en consolas, PC o móviles son una de las costumbres de los adolescentes actuales y la hora preferida es la noche y la madrugada. Explica Gonzalo Pin que "en Fortnite hay una competición contra otros chicos. Los chicos juegan en una situación de tensión, nervios que acaba, en algunos caso, con una victoria muy divertida y que les pone muy felices. Esto conduce a una gran liberación de dopamina. Todo esto acompañado de luces brillantes y sonido".
Es el peor contexto para que luego se vayan a dormir porque el cerebro -tanto si ganan como si pierden- está excitado y envía señales al organismo para que se mantenga despierto.
- El primer consejo que da ya vamos tarde para hacerlo porque las clases han empezado y los problemas, probablemente ya se están produciendo. Pero está bien anotarlo para el año que viene: tras las vacaciones, justo antes de que acaben, hay que reajustar las horas de sueño lentamente para que se parezcan al horario habitual. Hay que hacerlo de forma gradual, nunca de sopetón. Hay chavales que necesitan un cambio progresivo.
- El segundo consejo es que el adolescente haga un poco de actividad física para comenzar el día. No hace falta que sea un ejercicio muy intenso, explica el doctor, "puede ser -por ejemplo- ir caminando o en bicicleta al instituto". Es una forma de activar el organismo y de darle una señal importante de que toca ponerse en marcha.
- El tercero es "no usar las gafas de sol" en las primeras horas del día. El ojo del adolescente, cuando empieza a captar la luz del día, envía al cerebro señales para despertarse y activarse.
- El cuarto consejo es una buena alimentación, un buen desayuno. Explica Gonzalo Pin que "un 24% de los estudiantes no desayunan" y eso es un error de ellos y de sus padres. El desayuno es, también, una buena forma de decirle al organismo que se active y que entienda que ponerse en marcha.
- El último consejo es para los gestores del sistema educativo. La ciencia dice que es buena idea retrasar el inicio de las clases en los institutos. Es una experiencia que ya se ha llevado a cabo en otros lugares y funciona. A los adolescentes le hemos pedido que acudan los primeros a clase, a las 8. Y por su cronobiología son los últimos que deberían de entrar. Dice Gonzalo Pin que "las primeras dos horas está demostrado que tienen muchísima menos concentración y su rendimiento escolar es peor".
Javier Ruiz Martínez
Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...